Elecciones intermedias en Estados Unidos: El país sigue partido en dos
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El día de ayer, martes, Estados Unidos vivió unas elecciones intermedias marcadas por la polémica presidencia de Donald Trump. Las apuestas eran muy altas y la gente, como se esperaba, salió a votar: de acuerdo a datos del New York Times votaron alrededor de 114 millones de estadounidenses, 31 millones más que en 2014.
Normalmente, las elecciones en las que no se elige Presidente levantan poco entusiasmo en el votante estadounidense. Esta ocasión fue diferente. Las bases de los dos partidos dominantes, Demócratas y Republicanos, se movilizaron en todos los frentes. Esta contienda era entendida como un plebiscito a la administración de Donald Trump. Los Demócratas buscaban demostrar que la gente ya no apoya al Presidente –y así ganar fuerza de cara a las próximas elecciones–, mientras que los republicanos, liderados por Trump, tenían como objetivo demostrar que están en mejor estado que nunca.
Ninguno de los dos partidos obtuvo un resultado conclusivo, lo que demuestra que Estados Unidos sigue siendo un país partido en dos. Hasta este momento, miércoles en la mañana, los resultados marcan que los Demócratas retomaron el control de la Cámara de Representantes –después de 8 años bajo control republicano–, mientras que los Republicanos mantienen y amplían el control que tienen en la Cámara de Senadores.
Con algunas contiendas aún por definir, los Demócratas han ganado 219 asientos en la Cámaras de Representantes, y ya superan los 218 que se necesitan para tener la mayoría. Esto significa que los Demócratas ganaron 26 asientos, mismos que los Republicanos perdieron.
En la Cámara de Senadores el panorama es diferente. Hasta este momento los Republicanos han ganado 51 asientos –con lo que superan los 50 necesarios para tener la mayoría–, no solo manteniendo el control de la cámara, también ampliándolo, con la ganancia de dos asientos que antes estaban en manos del partido Demócrata.
De las 36 gubernaturas en juego, los Demócratas han ganado, hasta el último corte, 22 y los Republicanos 25, lo que significa una ganancia de 7 gubernaturas para los Demócratas.
Estos resultados podrían ser interpretados como una victoria parcial para los Demócratas, al ganar una Cámara clave para ejercer un contrapeso real a Donald Trump; sin embargo sus apuestas fuertes en el senado y en algunas carreras para gobernador fallaron, demostrando que el presidente Trump mantiene un enorme respaldo –sobre todo en las zonas rurales– de cara a las elecciones de 2020.
Con esta nueva conformación política en Washington, Trump enfrenta los dos últimos años de su mandato con una cámara controlada por el partido opositor. Esto significa que muchos de los asuntos pendientes en su agenda –construir un muro en la frontera sur, eliminar el Obamacare, aumentar la presión sobre los migrantes– pueden verse frenados a su paso por la Cámara de Representantes. El fantasma del impasse vuelve a sobrevolar sobre la colina del Capitolio.
Mucho queda por definir en la carrera presidencial de 2020. Para empezar el nombre del contendiente o la contendiente Demócrata. Este fue un primer asalto de una larga y dura batalla política. Estados Unidos encara un futuro fracturado, entre la ciudad y el campo, el norte y el sur, los blancos y las minorías. La pregunta es, ¿habrá alguien capaz de volver a unir a este histórico país, campeón de la democracia?