Aleteia os propone un paseo nostálgico por algunas series de culto que habitaron nuestra infancia y que quizás incluso nos acercaron a las virtudes cristianasNo es el día mundial más celebre del calendario, pero el 27 de octubre fue, para quien no lo sepa, el “Día mundial del patrimonio audiovisual”. Este día está dedicado al recuerdo de los documentos audiovisuales, películas, series y demás emisiones televisadas. Una buena ocasión para recordar algunas series que marcaron la infancia de varias generaciones al mismo tiempo que transmitían un mensaje de inspiración.
La casa de la pradera: 205 episodios que desvelan la riqueza de una familia
Ah, Charles y Caroline, ¡esa pareja legendaria que hizo soñar a tantas chiquillas! La serie estadounidense estrenada en 1974 cuenta con 205 episodios. Charles usa tirantes y maneja el hacha con una destreza que roza la excelencia, mientras que la dulce Caroline, loba atenta, cuida con ternura de su progenie a través de miles de alegrías y problemas. Hay de todo: riñas familiares, dudas desgarradoras, amistades inquebrantables, amores contrariados, conversiones fulgurantes… Incluso el villano Nelly Olson de vuelve bueno. Sin duda alguna, nadie escapa a la gracia. Aunque algunos dirán que el tono es un poco anticuado, no se puede obviar que el programa ha tenido un impacto en varias generaciones y que ofrece una bonita imagen de la vida familiar, que aparece aquí como un remedio eficaz contra el adormecimiento.
Las misteriosas ciudades de oro: la audacia en un dibujo animado
El “hijo del sol” recorre tierra y cielo buscando su camino, es su destino… Por un momento, cualquiera pensaría que hablamos de un nuevo personaje del Antiguo Testamento. Esta serie de televisión de animación franco-japonesa, emitida en Francia desde 1983, nos lleva a través de 39 episodios siguiendo los pasos de Esteban, un huérfano español de doce años que parte a descubrir el Nuevo Mundo en busca de las Ciudades de Oro. Una especie de búsqueda del Grial ¡por un niño de 12 años! El intrépido adolescente, que se crio en un monasterio, se hace amigo de Zia y Tao durante su viaje. Hace gala de un destacado altruismo y de un gran coraje frente a todas las adversidades.
La Demoiselle d’Avignon: cuando fidelidad es sinónimo de cuento de hadas
Koba y François Fonsalette. Un amor a prueba de todo nacido al cantar de las cigarras y necesariamente contrariado porque, si no, no habría historia. Esta telenovela francesa de seis episodios de 52 minutos, emitidos por la cadena pública ORTF a partir de 1972, cuenta la historia de la joven –y guapa, que no molesta a nadie– princesa de Kurlande, quien, enamorada de un atractivo embajador, se convierte en una chica au pair en Francia. La joven Koba, con su corazón bueno y generoso, nos conmueve porque pasa por todo tipo de situaciones típicas de una estudiante sin un duro en París: encuentra trabajos precarios y problemáticos, se cruza en el camino de un camionero extraordinario, de un aristócrata puritano, de un niño moribundo… Y al final, bueno, dejamos al espectador que lo averigüe.
Érase una vez… la Vida: acercando la ciencia a los niños
26 episodios de 25 minutos, no es demasiado para que los niños curiosos entiendan el funcionamiento del cuerpo humano. En 1987, Canal+ se decidió a explicar de forma lúdica a los niños (y a los adultos) la composición y las funciones de los órganos, así como el ciclo de la vida. Maestro y sus amigos son los encargados de esta tarea. “La vida es así, llena de luz, llena de color; es el campo, el pueblo, tu ciudad, tu nación; es el mundo, es el universo, un lugar en tu alma y tu voz, una flor que se abre en el centro de tu corazón”. Dicho queda.
Heidi: la caridad rodeada de cabras
Inspirada en la novela de Johanna Spyri, esta serie de televisión germano-suiza de 26 episodios, emitida en 1978, emana nobles virtudes como la fidelidad, la compasión, la generosidad… Con su pelo castaño corto y su rostro sonriente, la pequeña Heidi conquistó el corazón de todos. Heidi experimenta antes de lo debido lo que significa la convivencia intergeneracional con su brusco abuelo, también se hace amiga de Pedro, el cabrero local –un auténtico ecologista, Pedro– y refuerza su cariño hacia su amiga Clara confinada a una silla de ruedas. Una verdadera Madre Teresa de la pequeña pantalla. En resumen, Heidi tiene un corazón que no le cabe en el pecho y hace bien a todo el que la conoce.
Belle y Sebastián: una amistad con acento montañés
Los especistas deben guardar un cariño especial a esta serie francesa de treinta episodios televisada en Francia 1965 en blanco y negro por la cadena ORTF, aunque la historia se ha adaptado varias veces y a varios idiomas en forma de dibujos animados e incluso se ha llevado al cine. Sebastián, un pequeño huérfano (la orfandad abunda en las series) es acogido por el viejo César. El muchacho se cría en una pequeña aldea en la montaña y domestica a Belle, un perro de montaña que aterroriza a los aldeanos. Inseparables, juntos viven incontables aventuras. Una linda historia basada en la amistad e interpretada magistralmente en la versión francesa por Mehdi El Glaoui de niño (que aparece de nuevo como adulto en la película de 2013 en otro personaje), cuya mirada ardiente cautivó a más de una muchacha.