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El ‘otro’ viaje: todo lo que experimentas al volver a casa

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Maria José Fuenteálamo - publicado el 30/10/18
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¿Qué pasa cuando la vuelta es a tu tierra tras haber pasado muchos años fuera?

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Ya lo decía Gaudí, ‘ser original es volver al origen’. Pero, ¿qué pasa cuando la vuelta es a tu tierra tras haber pasado muchos años fuera? Que desde luego vas a vivir una experiencia muy pero que muy original, cargada eso sí de alegría porque para la familia siempre es un regalazo que vuelvas. Lo ha sido, por ejemplo, para mis padres: yo he vuelto tras pasar 20 años fuera.

Por cuestiones como el trabajo, el amor u otros factores, muchos de nosotros emigramos lejos de nuestra familia. Nos convertimos en emigrantes, forasteros, quizá extranjeros… Vivimos en ciudades y países que no son nuestros sitios de origen, abrimos nuestra mente, conocemos nuevas culturas y, a la vez, echamos de menos nuestras raíces.

Construimos nuestra vida, quizá una nueva familia lejos de nuestras primeras referencias. El anhelo de nuestro origen siempre está ahí: se visita a la familia, a los padres, en Navidad, quizá en alguna otra fiesta…

Hoy con las nuevas tecnologías se puede mantener un contacto más o menos constante con los amigos de la infancia y con la familia: teléfono, mail, videollamada… Pero ni todo esto nos libra del shock de una vuelta a un lugar conocido cuando han pasado muchos años.

¿Por qué digo shock? Porque aunque vuelves a un lugar conocido el paso del tiempo lo ha cambiado todo. Has mantenido el contacto con tu gente cercana pero tu ciudad, tu país ha evolucionado y a ti, que no lo has vivido de cerca, te faltan todos esos años de memoria. Y tú también has cambiado, te han transformado todos esos sitios en los que has vivido. Es lo que los psicólogos llaman ‘la experiencia migratoria’.

A mí me cambió Madrid, me cambió Bruselas y el resto de ciudades en las que he vivido. Hoy, tras 20 años fuera, el destino me ha traído de nuevo a casa. Pero este viaje no ha sido como los otros. No es como cuando te mudaste a una ciudad nueva y tenías que comenzar de cero. Es más raro que todo eso. He vuelto a un sitio que creía conocer pero que ha cambiado tanto como yo. No es solo que las cafeterías y los bares han cerrado y han abierto otros nuevos. Es un cambio más profundo.

Tienes que readaptarte a un hábitat del que tienes algunas ideas erróneas, predeterminadas por tus recuerdos de… hace años. Es el ‘mito del retorno’. Tus amigos han cambiado, tus sitios preferidos también. Además tienes otra edad y otras preferencias.

Milan Kundera tiene un libro que habla de este choque: ‘La ignorancia’. Y es que, como los protagonistas de este libro -que vuelven a su país tras muchos años y un cambio de régimen político- cualquiera que haya vuelto ha experimentado la complejidad de tener que reencontrarse en su propio origen.

Y no solo la literatura ha reflejado esa dicotomía del volver. También lo ha hecho siempre la música, poniendo letra a las experiencias de los emigrantes. Ya lo dice Macaco en una canción considerada un himno a la ‘madre tierra’: ‘Volver al origen no es retroceder, quizá sea andar hacia el saber”. Porque al final, la vida siempre va hacia delante. También cuando vuelves a casa.

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