Un llamado a preparar instalaciones de parroquias, además de ofrecerles a los migrantes agua, alimento y espacios para el aseo personal.
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Los casi 7.000 mil integrantes de la Caravana Migrante que cruza territorio mexicano, han sido acogidas, como lo ha realizado desde hace mucho tiempo, por la Iglesia católica.
A su paso por la frontera sur y de camino a Estados Unidos, independiente de todas las motivaciones que puedan traer los que marchan (el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha alertado al ejército para cerrar su frontera con México aduciendo que están infiltradas muchas personas de Medio Oriente), la Iglesia ha centrado su atención en los más vulnerables.
Una muestra de ello es el reciente comunicado emitido por el obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz, para toda la diócesis para, como en el Evangelio de San Marcos (6,34) mirar “con amor y compasión” a esta multitud que –al igual que en tiempos de Jesús—caminan “como ovejas sin pastor”.
“Ante la gran caravana de hermanos hondureños y de otros países centroamericanos, que se desplaza a través del territorio nacional, en búsqueda de mejores condiciones de vida para sus familias, veamos con los ojos de Dios el viaje de niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, adultos y personas mayores con el propósito de llegar a los Estados Unidos”, dice en su comunicado el obispo de Querétaro.
Situado en el corazón de México, Querétaro es paso obligado de la Caravana de Migrantes hacia el norte. Por ello, el comunicado reconoce que las condiciones en que se desplazan los que marchan, están llenas de penurias, por el cansancio, la falta de alimentos, de agua, la enfermedad y de un lugar seguro para descasar de las duras jornadas.
“Frente a este éxodo forzado, los obispos de México, mirando con los ojos del Buen Pastor, nos hacen un llamado a recibir con caridad, acompañar, y defender los derechos de los hermanos migrantes en tránsito. Como Iglesia y como sociedad estamos llamados a ofrecerles nuestro mejor apoyo”, escribe en su comunicado el obispo Armendáriz.
Siguiendo las orientaciones del Papa Francisco sobre la caridad cristiana con los más pobres y vulnerables, especialmente con los migrantes, el prelado mexicano hizo un llamado “a sumarnos como Iglesia y como sociedad” para llevar a cabo las labores humanitarias y de acogida de los migrantes, organizando a nivel parroquial acciones para aliviar algunas de sus necesidades:
Entre estas acciones, el obispo de Querétaro pide preparar las instalaciones de las parroquias para poder ofrecérselas de forma segura, de tal manera que puedan descansar y pernoctar el tiempo que sea necesario.
También, ofrecerles agua, alimento y espacios para el aseo personal, ropa, zapatos, para que puedan proseguir con su camino, así como realizar labores de acopio de alimentos y productos no perecederos; los cuales, si no se usan en esta circunstancia, se podrán llevar a la Casa del Migrante San Toribio Romo (la cual atiende alrededor de 500 migrantes al mes).
Otro punto que resalta el comunicado del obispo Armendáriz es el de “estar atentos para que, si la concentración de la Caravana se detiene en un solo sitio, de manera organizada podamos dirigirnos hacia ellos con la ayuda de nuestras comunidades”.
El prelado mexicano, finalmente, pide a “quienes deseen aportar y sumarse a esta noble causa”, comunicarse con “los señores curas de las parroquias por donde pasará la Caravana”.
Y como este comunicado, en muchos otros lugares de México, prácticamente desde el ingreso de los migrantes hasta el final de su trayecto, la Iglesia católica, las organizaciones privadas y de la sociedad civil, estarán siguiendo y colaborando para que los más vulnerables tengan el alivio de la presencia de Cristo en acciones concretas.
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