Una iniciativa parroquial muy útil para los inmigrantes en Estados Unidos
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El arzobispo de Baltimore (Maryland, Estados Unidos), William E. Lori, encabezó, el pasado 10 de octubre, el lanzamiento del nuevo programa piloto de tarjetas de identificación parroquial para los feligreses inmigrantes que viven en esa arquidiócesis.
La presentación ante los medios y la sociedad de Baltimore se realizó en la escalinata del frente del templo del Sagrado Corazón de Jesús, situado en el barrio de Highlandtown.
El proyecto de tarjetas de identificación para inmigrantes es apoyado por la propia arquidiócesis de Baltimore y Caridades Católicas (Cáritas) entre otras organizaciones.
En su mensaje, el arzobispo Lori dejó en claro que esta generación de inmigrantes a la ciudad de Baltimore “continuará encontrando un refugio en la Iglesia católica”.
El lanzamiento contó con la presencia de la alcaldesa de Baltimore, Catherine Pugh, y de los sacerdotes que trabajan en el ministerio de asuntos migratorios de la arquidiócesis.
Nadie puede tener miedo de llamar a la policía
Según la organización BUILD (Baltimoreans United in Leadership Development), que ayudó a organizar la iniciativa, su prioridad es “centrarse en ayudar a los residentes a sentirse cómodos interactuando con el Departamento de Policía de la Ciudad de Baltimore”.
A pesar de que la aplicación de las leyes de inmigración se encuentra principalmente bajo la jurisdicción federal en lugar de la jurisdicción municipal, muchos inmigrantes indocumentados en la ciudad siguen dudando en denunciar delitos contra ellos, por temor a su propio arresto y posible deportación y separación de sus familias.
“Nadie debería ser una víctima porque tiene miedo de llamar a la policía”, dijo Pugh, quien respaldó la iniciativa en una reunión del ayuntamiento de Baltimore, celebrada en junio pasado.
Todo el peso de la arquidiócesis
Con el apoyo de la arquidiócesis de Baltimore y de Caridades Católicas de Baltimore, a través del Centro Esperanza, los inmigrantes podrán obtener una identificación no emitida por el Gobierno que contenga tanto su foto como la dirección de su domicilio.
“Todo el peso de la arquidiócesis de Baltimore está detrás de este esfuerzo”, dijo a la prensa el arzobispo Lori.
El programa se lanzará en el Sagrado Corazón, seguido por la parroquia de San Mateo en Northwood y luego en otras parroquias que sirven a las comunidades de inmigrantes.
Según BUILD, los residentes de la ciudad que han sido miembros de sus iglesias afiliadas durante tres meses son elegibles para una identificación parroquial.
Requiere una identificación existente, como un pasaporte; comprobante de domicilio, como factura de servicios públicos; una declaración notariada de otra persona que pueda verificar su identidad y asistir a una sesión de orientación de medio día.
Ayudará a combatir el crimen
Estas identificaciones solo serán reconocidas en la ciudad de Baltimore y, desde luego, no tienen carácter oficial, pero sí representan una forma de identificación de los inmigrantes que, a menudo, por no tenerla, pueden ser deportados si por ejemplo denuncian la comisión de un ilícito en su contra.
Los participantes en el lanzamiento de esta tarjeta de identificación parroquial –que ya comenzó a realizarse en otros sitios, como en el norte de Dallas (Texas)— están convencidos de que podría ayudar a reducir el crimen en una ciudad que está saliendo del año más mortífero de su historia.
“Estamos enviando un mensaje claro: que las personas tienen derecho a estar seguras”, dijo el arzobispo Lori.
“Las personas tienen derecho a vivir en una ciudad donde se vean como vecinos y amigos, en lugar de extraños y enemigos”. En principio, el proyecto podrá beneficiar a unas 3.000 personas.
Un lugar en la comunidad
El Padre Muth, párroco de San Mateo, relató lo siguiente: “Conozco personalmente a una mujer que tiene miedo a salir de su casa, porque teme que, al entrar en contacto con la policía, sea detenida y obligada a dejar a su hijo. Una identificación como esta hará que la gente tenga menos miedo y se comprometa más”.
El padre Muth también resumió la historia de las relaciones entre Baltimore y la iglesia: “Somos una Iglesia de inmigrantes, en una ciudad de inmigrantes. La ciudad fue construida, y la iglesia fue construida, por y para los inmigrantes de muchas generaciones. Ahora estamos dando este paso para la próxima generación, para mantenerlos protegidos con tarjetas de identificación que reconocen su lugar en la comunidad”.
*Con información de Paul McMullen /CatholicReview.org*