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¿Tienes más de 40 años? Deberías replantearte cuánto trabajas

WORKING WOMAN
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Calah Alexander - publicado el 13/10/18
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La investigación ha revelado un interesante hecho de nuestro funcionamiento cerebral que quizás sea cierto para todos.Mi madre es lo bastante mayor como para jubilarse, pero, como la mayoría de estadounidenses en la actualidad, no puede permitírselo. Además, resulta que también le gusta su trabajo. Sin embargo, las largas horas están empezando a pasarle factura. Si al llegar el miércoles ya está cansada, para el viernes está exhausta. Según la revista Curious Minds, hay una explicación científica que respalda que las personas por encima de 40 años no deberían trabajar semanas de 40 horas.

El declive cognitivo puede suceder ya a partir de los 40. Se manifiesta en una pérdida de la capacidad para concentrarse y recordar hechos importantes. Esta sobreestimulación y declive cognitivo sucede habitualmente debido a un exceso de trabajo.

El Instituto de Melbourne de Economía Aplicada e Investigación Social realizó una interesante investigación sobre las horas de trabajo de personas por encima de los 40 años. Este estudio incluyó a 3500 mujeres y 3000 hombres con 40 años o más. Lo que descubrieron fue que trabajar hasta 30 horas a la semana es fantástico para tu cerebro. Es un buen límite para mejorar tu función cognitiva al alcanzar esta edad, pero una vez pasas del límite de las 30 horas, tu rendimiento empieza a empeorar. (…) El estudio demostró que 55 horas de trabajo a la semana empeora la función cognitiva y que la disfunción es incluso peor que en personas desempleadas o jubiladas.

De modo que, aunque seguir trabajando es importante porque tu cerebro se beneficia de la estimulación cognitiva, resulta que, una vez más, lo bueno en exceso puede ser malo. No me sorprende ese declive de la función cognitiva a raíz de unas horas de trabajo excesivas, pero me parece impactante que una semana laboral de más de 55 horas cause una disfunción cognitiva peor que en personas sin trabajo que carecen del todo de estimulación.

Sin embargo, este estudio se limitaba a las personas que ya superan los 40. Me gustaría ver los resultados de este mismo estudio si se aplicara a un rango de edad más amplio, desde los 12 a los 80 años. Después de todo, las semanas escolares de nuestros hijos imitan exactamente nuestras semanas de 40 horas laborales. Si estos resultados se confirmaran para personas por debajo de los 40 años, sería prueba de que tanto la educación como la productividad en nuestro país EE.UU. sufren debido a un exceso de horas.

Ese resultado no me sorprendería. Los psicólogos y los investigadores en el ámbito de la educación saben desde hace mucho que tanto niños como adultos trabajan mejor en periodos cortos e intensos de trabajo con pausas para descansar y recuperarse. Personalmente, si me centro en la misma tarea durante más de dos horas, dejo de hacer progresos. Dos horas es mi límite; luego tengo que cambiar mi centro de atención, airearme, hacer algo de ejercicio o hacer algo que me refresque y permita a mi cerebro resetearse. Continuar machacándome en una tarea para la que mi cerebro ya está quemado sería contraproducente, sin duda, así que tiene sentido que nuestra semana laboral de 40 horas pueda ser también contraproducente.

Por desgracia, incluso si algún estudio revolucionario y a gran escala revelara que trabajar 40 horas a la semana nos convierte en reptilianos, dudo que tuviera mucho impacto en la forma en que se estructura nuestra sociedad. Probablemente seguiríamos golpeteando nuestros teclados con nuestros dedos de lagarto, porque alguien tendrá que ganar dinero para alimentar a los niños lagarto, ¿no?

Por suerte para nosotros, ya que (todavía) no nos hemos convertido en reptilianos, podemos encontrar formas para que nuestros cerebros descansen a lo largo de la jornada. Incluso añadiendo 15 minutos aquí y allá podemos sumar varias horas de descanso y recuperación cognitiva y ayudar a minimizar los efectos negativos de la sobreestimulación, del mismo modo que los recreos, la educación física y los 10 minutos entre clase y clase ayudan a nuestros hijos a recuperarse en los largos días de escuela. 

Así que no te sientas culpable si necesitas tomar el aire y dar un paseíto en horario de trabajo. Y si tu jefa se queja, explícale que lo que estás haciendo es un importante mantenimiento cognitivo para poder mejorar tu rendimiento y productividad laborales.

Funcionará. Estoy segura.

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