Trabajan codo a codo con aquellos que reconocieron tuvieron responsabilidades en la muerte de su niña para que los médicos tengan más humildad a la hora de escuchar a los pacientes y salven así muchas vidas.
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Julia tenía 27 años. Amaba la danza. Amaba su ahijado. Amaba vivir. En enero de 2015 comenzó a sentir dolores muy intensos, y en febrero se le diagnosticó una trombosis muy fuerte. Falleció el 15 de febrero de 2015. Entre las causas de su fallecimiento se reconoció una demora en el diagnóstico, fallas en la comunicación entre la familia y el personal médico, y fallas en el equipo de manejo de complicaciones.
El Hospital Israelita Albert Einstein, de San Pablo, asumió sus responsabilidades en el fallecimiento de Julia. Lo hizo frente a sus padres. Pero transformó esa responsabilidad en compromiso. Lo explicó durante el IV Foro Latinoamericano en Calidad y Seguridad en Salud que tuvo lugar en Cartagena de Indias el Dr. Miguel Cendoroglo Neto, Director Clínico del Hospital Israelita Albert Einstein, quien no conoció a Julia en vida, pero dijo hoy tener una relación directa con ella, “como todos en el Hospital”.
A metros del Dr. Cendoroglo, estaban Francisco y Sandra, los padres de Julia. El dolor, es visible y lo reconocen, no pasó. Está. Extrañan a su hija. Pero trabajan codo a codo con aquellos que reconocieron tuvieron responsabilidades en la muerte de ella. Y piden a los hospitales, como hicieron en Cartagena cuando tuvieron a su disposición el micrófono, que hagan todo lo posible para que personas como Julia no mueran por los mismos motivos.
Entre las fallas del Einstein que más evocan, la que más les dolió, fue que por largas horas ellos advirtieron que su hija estaba sangrando, cosa que no debía ocurrir, lo advirtieron insistentemente, pero no fueron escuchados.
En honor a Julia Lima, el Hospital de San Pablo puso en marcha un programa que tiene por objetivo promover la cultura de seguridad hospitalaria en sus centros, en su país, y en toda América Latina. En el marco de ese programa, instituyó un premio que lleva figura de Julia haciendo lo que más le gusta, danzar. Pero también inició un proceso de revisión interno y de mejoras organizacionales que hoy, según explican, salva vidas.
Y todo, lo hicieron con el motor de los padres de Julia, que se movilizaron y se movilizan, principalmente, para que los médicos tengan más humildad a la hora de escuchar a los pacientes.
La calidad en la atención médica no sólo supone adherir a procesos clínicos efectivos, respetar las metas internacionales de seguridad del paciente, entre otras cosas, sino también promover la centralidad del paciente en el proceso de atención, y cuidar su experiencia y la de su familia.
Implica empatía, comunicación afectiva, y actitudes que la práctica médica no debe olvidar, como se insistió permanentemente en este foro de Cartagena, del que participaron más de 1200 profesionales de la salud de todo el continente.
El Hospital Albert Einstein mandó a construir un monumento en tamaño real de Julia Lima, para que sea emplazado en el edificio de su Facultad de Medicina. Quiere que sus alumnos se formen conscientes de que con humildad y la cercanía con el paciente podrán ser mejores en su sagrada misión de salvar vidas.