Aumenta el hambre en el país caribeño, una situación que no tiene parangón en el resto del continente
Venezuela sufre. El país bolivariano, inmerso en una grave crisis humanitaria, es el único país de América Latina —junto con el pequeño Belice— en el que aumenta el hambre, según el informe anual sobre hambre en el mundo presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La tormenta perfecta
Bajo el régimen de Nicolás Maduro, el número de venezolanos mal alimentados o, definitivamente desnutridos alcanzó los 3.7 millones (aproximadamente 12 por ciento de la población) en el periodo 2015-2017, casi un millón de personas más que una década atrás, lo que muestra a las claras el fracaso del gobierno de Maduro. Contra el hambre no hay discurso que valga.
Venezuela ha hecho que, no obstante el resto de los países de la región haya disminuido la cantidad de personas mal alimentadas, la estadística global de Latinoamérica se vea al alza. De 5.3 por ciento de personas con hambre en América Latina en 2016, en 2017 subiVenezuela sufrea conevertir en d como en el caso de Venezuela, por ejemplo.e, principalmente Haitdanos, han podido revertir en dó a 5.4 por ciento.
Además, por la mala alimentación, ha aumentado la obesidad de los adultos venezolanos (de 23 a 25 por ciento en una década) y la anemia en las mujeres en edad reproductiva, que alcanza a 24 por ciento de las venezolanas.
No obstante países de la zona han urgido al presidente Maduro para que acepte ayuda humanitaria, hasta el momento no se ha podido materializar este hecho y ya se habla de un nuevo mote entre los sufridos habitantes de ese país: el mote de “hambrezolano”.
Se trata de una persona que padece tanto la escasez de alimentos como la inflación en que está sumida Venezuela por el deterioro de la situación política, misma que ha motivado una huida masiva de ciudadanos venezolanos hacia países vecinos como Colombia, Brasil o incluso Perú o las islas del Caribe.
Hasta en Haití está descendiendo el hambre
La situación de Venezuela no tiene paralelo en América Latina. Afortunadamente, la región ha visto un descenso generalizado del hambre. Hasta Bolivia y Nicaragua, que presentaban muy malas notas con respecto al hambre de sus ciudadanos, han podido revertir en diez y ocho puntos, respectivamente, el hambre en una década.
Brasil y México, los dos países más grandes de la región, han logrado bajar el número de personas con hambre en los últimos años. Brasil de seis a cinco millones de personas con hambre y México de ocho a cinco millones.
Incluso El Caribe ha mostrado un notable descenso de las personas con hambre, principalmente Haití que pasó de tener 57 por ciento de su población con hambre entre 2004 y 2006, a 49 por ciento en la actualidad.
Este incremento marginal registrado en América Latina, junto con el experimentado en el continente africano, ha hecho que el número de personas hambrientas en el mundo haya pasado de 804 millones de personas en 2016 a casi 821 millones en 2017.
Es el tercer año consecutivo en que el hambre avanza. Detrás de este preocupante fenómeno, la FAO ve tres factores: los conflictos armados, los eventos climáticos extremos —vinculados con el calentamiento global— y las crisis económicas. También las crisis vinculadas a imponer una ideología, aunque la realidad la refute, como en el caso de Venezuela, por ejemplo.