“He vivido tantos años junto a chicas que como yo estaban buscando niños y no encontraban la manera, que si debo rezar por algo, rezo para que un hijo venga a ellas. Tengo muchas amigas que quieren hijos y no los tienen. Yo conozco ese milagro”.
Fue tan difícil para la cantante lograr el embarazo que aunque hoy disfruta de su maternidad,se siente identificada con muchas mujeres que están en la búsqueda de lograr ese sueño; algo que no pudo cumplir hasta cinco años después y tras sufrir muchas desilusiones.
En varios programas televisivos Laura compartió su experiencia refiriéndose a esa etapa como ‘el momento más difícil de su vida’. Los sentimientos son turbulentos, profundos y solitarios.
Confusión y culpa
“¿Por qué a mí? Siempre ha sido mi sueño”. Laura cuenta que nunca había deseado ser una cantante famosa. Su más grande sueño desde pequeña había sido el de convertirse en madre.
Le costaba mucho aceptar el éxito que nunca había buscado y con frecuencia le echaba la culpa por no poder ser madre. Un hijo era lo que realmente tenía en su corazón. Esto la llevó a preguntarse a sí misma y a Dios por qué no recibía lo que realmente quería. No podía comprenderlo.
Impotencia y ansiedad
“Sientes que no puedes pensar en otro cosa. Todas las veces que te dicen que no pienses en eso o que no te preocupes, simplemente no puedes. ¡Claro que tengo que pensarlo!. Es mi argumento”.
Sientes que todos están pendientes sobre el embarazo que no llega. “Estaba muy nerviosa ese año y engordé por los nervios y la gente me tocaba la barriga pensando que estaba embarazada”.
Dejar de pensar no ofrece ninguna solución, y hay que recordar que siempre hay un propósito en los momentos de espera. Esto la inspiró a escribir en esos años díficles la canción “Así celeste”, donde narra su experiencia de espera y la canta a todas las mujeres que están pasando por esa situación.
Frustración y miedo
“¿Cómo no puedo ser capaz? Te preguntas si verdaderamente eres capaz de ser madre”. Laura cuenta que cuando empezó a considerar la adopción, ese pensamiento fue posiblemente el más difícil porque la veía como una buena acción pero se preguntaba si era realmente capaz de hacerlo.
“Era buena, me gustaba estar con niños, pero cuando llegó el momento de hablar de eso, tuve miedo. ¿Seré capaz de criar a un niño?. Me sentía tan frustrada y con tanto miedo”. El pasar por ese proceso la llevó a liberarse y en el momento en que pensó seriamente en adoptar, fue cuando quedó embarazada.
Desesperanza y soledad
“Después de buscar por tanto tiempo un día dije ‘no voy a ser madre’. Basta. No vendrá. La ilusión terminó”. Tocó fondo. A los dos meses quedó embarazada, pero aun en esos primeros meses no se atrevía a decir nada. Fue un momento solitario. En su caso lo que sintió como el fin, resultó ser un comienzo.
De todos esos sentimientos que abrazas, que asumes, que sufres, hay una verdad que aprendes. Formar una familia en este mundo turbulento es un acto de fe, una apuesta contra corriente, una decisión de buscar el amor en una realidad presente que puede ser muy difícil.
En la medida en que perseveramos en buscar el amor, siempre continuamos creciendo. No podemos elegir el día o la hora que veremos los frutos. Simplemente sucede. En el momento menos esperado, para Laura, “convertirse en madre de Paola fue una verdadera bendición”.