Una investigación del Pew Research Center revela que partidos y organizaciones nacionalistas jugaron un papel creciente en el acoso a las minorías religiosas
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El nacionalismo hace daño a la fe y golpea indistintamente a las comunidades de las principales religiones monoteístas del mundo: cristianos, musulmanes y judíos. 5.100 millones de personas viven en países donde la libertad religiosa es un sueño.
El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, con la propuesta de la restricción de ingreso a migrantes musulmanes o los partidos de extrema derecha en Europa, como en Hungría donde se han presentado leyes contra cristianos protestantes no facilitan la libertad religiosa.
En Francia el aumento del poder político del Frente Nacional de Marine Le Pen bajo la bandera de la prevención contra refugiados e inmigrantes, especialmente provenientes de países musulmanes y el recrudecimiento de mensajes antisemitas en varios países de la zona Europa.
En México, los testigos de Jehová se les prohibió el proselitismo por la autoridad municipal de San Jorge Nuchita. Neonazis continuaron utilizando el lenguaje antisemita y participan en el acoso online de periodistas judíos en los EE.UU y el Movimiento Socialista Nacional Andino de Perú continua negando que se produjo el Holocausto y pide la expulsión de la comunidad judía de Perú.
En general, las restricciones a la religión en todo el mundo siguen aumentando en 2016, según el estudio anual del Pew Research Center, novena edición, publicado el 21 de junio 2018 en Washington y presentado hoy por la edición del diario vaticano, L’Osservatore Romano.
Esto marca el segundo año consecutivo de incrementos en el nivel general de las restricciones impuestas por gobiernos o por particulares (grupos e individuos) en los 198 países examinados.
¿Cuales son las restricciones? Se trata de un aumento de las restricciones que se elevó de 25% en 2015 a 28% en 2016, a través de leyes, políticas y acciones de funcionarios para limitar la fe y las prácticas religiosas. Los países que tienen niveles altos o muy altos de hostilidad social siguen estables en 2016 con 27%.
El estudio forma parte del Proyecto Global sobre el Futuro Religioso Pew-Templeton, promovido por The Pew Charitable Trusts y la Fundación John Templeton para analizar el cambio religioso y sus efectos en las sociedades en diferentes partes del mundo.
“Al igual que las restricciones gubernamentales, las hostilidades sociales también alcanzan su punto máximo en 2012, sobre todo en la región del Medio Oriente y Norte de África, que todavía estaban sintiendo los efectos de los levantamientos de la Primavera Árabe de 2011”.
El estudio muestra que son más numerosas las áreas en las que el nivel de violencia y abusos relacionados con la religión aumentó en comparación con aquellos en los que se cayó. Egipto, Rusia, India, Indonesia y Turquía son los países donde se registran las situaciones más problemáticas. En cualquier caso, el alto nivel de restricciones religiosas se combina con una alta tasa de hostilidad social.
Asimismo en 2016, aumentaron los países donde es difícil profesar la propia religión. Musulmanes y cristianos son los grupos más vulnerables, considerando que son las dos comunidades más grandes del mundo. La restricción sigue siendo una práctica generalizada por parte de gobiernos y grupos sociales en todo el planeta.
En el mismo año, también aumentaron los países donde hubo episodios de violencia e intolerancia hacia las comunidades judías. Este dato iba en contra de la tendencia de 2015, cuando se redujo la violencia contra los Judios.
Los cristianos, sin embargo, siguen siendo el grupo religioso en el mundo que más sufre la mayor parte de la persecución, seguido por los musulmanes, Judios, sijs, zoroastrianos bahá’ís, y, finalmente, los budistas.
Debido a que algunos países, entre los cuales existen restricciones de la libertad religiosa y también se encuentran entre los más poblados, el Centro de Investigación Pew estima que poco más 5.100 millones de personas viven en países donde hay restricciones a la libertad religiosa y se presentan fenómenos de hostilidad social; y en ambos casos los resultados están relacionados generalmente con las minorías.