SOS: ofensiva sandinista contra Masaya, el barrio indígena de Monimbó y la Iglesia católicaEl presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, inició ayer martes un ataque despiadado a la ciudad insignia de la resistencia a su gobierno: Masaya. Un ataque que según fuentes extraoficiales, moviliza entre 1.500 y 2.000 personas armadas, y que se ha dirigido contra el barrio indígena de Monimbó.
Ejército, Policía y paramilitares a las órdenes de Ortega bloquearon los accesos a Masaya para “limpiar” la ciudad de resistentes. Nadie sabe el número de muertos, heridos o desaparecidos. Parecería la ofensiva final de un presidente acorralado y dispuesto a todo, con tal de seguir mandando en Nicaragua.
En vísperas del aniversario
Mañana jueves, Ortega se dispone a celebrar el 39 aniversario de la revolución sandinista que lo llevó, por vez primera, al poder al derrocar la dictadura de Anastasio Somoza. No quiere que esta fecha emblemática tenga resistencia en ciudades de todo el país, especialmente en Masaya, muy especialmente en Monimbó.
Antes, el domingo pasado, las huestes de Ortega habían atacado el otro grande bastión resistente: la Universidad Nacional de Managua. Las protestas, que hoy cumplen tres meses de haber iniciado, se han cobrado ya la vida de cerca de 400 personas, según los datos de organizaciones no gubernamentales.
El jefe de la Policía de Masaya, Ramón Avellán, advirtió el lunes que “limpiarían” la ciudad al costo que fuera. “La orden de nuestro presidente y de la vicepresidenta (Rosario Murillo, esposa de Ortega) es ir limpiando las calles. Y esa petición de la población de Monimbó, que es nuestro Monimbó, y nuestra Masaya, vamos a cumplirla. ¡Al costo que sea!”
Y a fe que lo están cumpliendo. Al costo de más sangre, más represión y más balas contra la población civil. Sobre todo contra los jóvenes y los indígenas.
“¡Atacan Monimbó! Las balas están llegando hasta la parroquia María Magdalena, en donde está refugiado el sacerdote. ¡Que Daniel Ortega detenga la masacre! ¡A la gente de Monimbó les ruego, salven sus vidas!”, tuiteó Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, el día de ayer en torno a las 8 de la mañana, tiempo local. Masaya se había levantado como “territorio libre del orteguismo”. Le ha costado mucha sangre.
¡Atacan Monimbó! Las balas están llegando hasta la parroquia María Magdalena, en donde está refugiado el sacerdote. ¡Que Daniel Ortega detenga la masacre! ¡A la gente de Monimbó les ruego, salven sus vidas! @Almagro_OEA2015 @CIDH @PauloAbrao @AmbCTrujillo @USAmbNicaragua @OACNUDH
— Silvio José Báez (@silviojbaez) July 17, 2018
Por su parte, la esposa de Ortega, la vicepresidenta de Nicaragua Rosario Murillo, al tiempo que las fuerzas leales al régimen sandinista “limpiaban” Monimbó, dijo: “¡No Pasarán! No han pasado y no pasarán. Esa atrocidad no va a gobernar Nicaragua, el terrorismo no va a gobernar Nicaragua, los diabólicos no podrán nunca gobernar Nicaragua”, aseguró la mujer del comandante.
Mientras tanto, la presión internacional se ha intensificado y hay un consenso de trece países latinoamericanos, Estados Unidos e instancias de derechos humanos, así como de la ONU para exigirle a Ortega Saavedra el fin de la represión, el cese inmediato de la violencia y la vuelta a la normalidad democrática lo más pronto posible.
La Iglesia católica en la mira
Por lo demás, los ataques de las fuerzas gubernamentales también se han dirigido a la Iglesia católica. El pasado domingo, el automóvil en el que viajaba el obispo de Estelí, Abelardo Mata, fue baleado cuando volvía de Tisma para Managua.
El atentado ocurrió en Nindirí, Provincia de Masaya, un lugar que queda a 25 kilómetros al sur de la capital, Managua, en un área dominada por paramilitares y milicianos del régimen sandinista.
También la Catedral de Managua tuvo que cerrar sus puertas delante de fuertes denuncias de que podría ser invadida por fuerzas sandinistas, a ejemplo de lo que ocurrió el lunes pasado, en Diriamba, cuando obispos fueron agredidos en la Basílica de San Sebastián.
El cardenal y arzobispo de Managua Leopoldo José Brenes, denunció que un grupo de policías y paramilitares invadió, también el domingo, la casa parroquial del municipio de Catarina, sustrayendo pertenencias y documentos de la parroquia y del sacerdote Jairo Velásquez.
Ante esta avalancha de sucesos sangrientos, la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), presidida por el propio cardenal Brenes, convocó una jornada de ayuno el viernes 20 de julio “en acto de desagravio por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios”.
La CEN sostuvo que “durante este día se rezará la oración de exorcismo a San Miguel Arcángel”, y exhortó a que todos, en especial los policías, militares y funcionarios, reflexionen seriamente y tomen las decisiones que les dicte su conciencia. “Recordamos que a nivel de conciencia nadie está obligado a cumplir una orden que vaya en contra de los Diez Mandamientos, particularmente ‘No Matarás'”, afirmaron los prelados.
También convocaron a un mes de intercesión del 15 de julio al 15 de agosto, en el que se dedicarán de manera especial los jueves a la Adoración al Santísimo Sacramento, los viernes al ayuno, los sábados a la Consagración al Inmaculado Corazón y los domingos a la renovación de las promesas bautismales, dado que “estos momentos de reparación e intercesión son un llamado a la conversión para todos”.