El cardenal Urosa, en una de sus últimas tareas como Arzobispo de Caracas, clausuró la etapa diocesana del proceso informativo sobre la vida, virtudes y fama de santidad de la Madre Ysabel Lagrange Escobar, quien fundó a las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús
“Para mí ha sido un gran honor presidir la sesión de clausura del proceso informativo de la causa de beatificación de la Madre Ysabel Lagrange Escobar, una mujer venezolana, religiosa, caraqueña, de familia cristiana muy meritoria; quien desde niña manifestó una intensa vida de piedad que la llevó a tener una vivísima y ardiente caridad hacia el prójimo, porque el amor a Dios se manifiesta en el amor al hermano. Además, la Madre Ysabel Lagrange fue fundadora, en 1880, junto al padre Calixto González, de la Congregación Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús”.
Así lo dijo el cardenal Jorge Urosa Savino, el pasado 30 de junio, durante el acto de clausura del proceso diocesano para la causa de beatificación de esta religiosa nacida en Caracas el 21 de diciembre de 1855, y fallecida “en olor de santidad”, el 29 de abril de 1933 en la misma ciudad, según la documentación presentada, en la que fue una de las últimas actuaciones administrativas del ahora Arzobispo Emérito.
“Ella, movida por ese amor a Dios, fue que comenzó a tener la preocupación por las niñas pobres de Caracas del Siglo XIX que vivían en una situación de gran abandono, miseria y precariedad; y entonces, se entusiasmó y animó a hacer una obra para atender a esa niñas pobres. ¿Todo eso por qué? Porque ella tenía una intensa vida espiritual que es muy importante”, apuntó Urosa en torno a la vida de Madre Ysabel.
Durante el acto de clausura, el cardenal Urosa estuvo acompañado de la Hermana Judit Castillo, superiora general de las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús; la Hermana María del Pilar Yragorri, vice postuladora de la causa; monseñor Paul Butnaru, secretario de la Nunciatura Apostólica; el padre Carlos Luís Suárez, quien ha sido “delegado del arzobispo en este trabajo”; el padre Octavio Rodríguez, promotor de justicia; y la notaria de la causa, doctora Mildred Coromoto Porras, entre otros.
La beatificación no es cualquier cosa
“Una persona que no ha vivido esto no tiene idea de lo exigente que es realmente”, dijo. En tal sentido, mencionó “la cantidad de documentos que hay que firmar, la presencia del Notario, de un Juez y los testigos; y la cantidad de requisitos que hay que cumplir para que se lleve a cabo; y el proceso para que se pueda ser aceptado allá en la Santa Sede, en la sagrada Congregación para las Causas de los Santos”.
Comentó que el proceso de la Sierva de Dios, Madre Ysabel Lagrange, cursa ante el Vaticano desde el 1 de mayo de 2012, cuando requirió el correspondiente nihil obstat ante el prefecto de la congregación para las causas de los santos. Por tanto, “es un acto que, como ustedes han visto se ha cumplido con una gran solemnidad; con gran precisión y una serie de elementos que indican la autenticidad de lo actuado”, expresó.
De igual manera, dijo: “Manifiesta la importancia que la Iglesia católica da a lo que es una Causa de Beatificación. Un proceso y un acto de beatificación no es cualquiera cosa”.
“Hoy hemos visto entre nosotros, el interés y la importancia que la Iglesia les da a este tipo de procesos, porque se trata, nada más y nada menos que de garantizar la autenticidad de la declaración de virtudes, de santidad, etcétera, que pueda hacer el Papa con respecto a una persona. Yo no sabía que esto era así tan exigente”.
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Fue un proceso largo…
“Fue una alumna muy aplicada y muy aprovechada”, dijo de la religiosa franciscana. “Ella, realmente maneja esto con una gran habilidad, con gran precisión, cumpliendo los pasos y haciéndolo con un gran cariño”, acotó el cardenal Urosa. Recordó, además, que el proceso no ha sido fácil porque se ha cumplido en medio de las dificultades que tiene Venezuela actualmente.
“Han sido dificultades de todo orden, por ejemplo, el año pasado no hubo el trabajo que se pudo efectuar porque durante unos meses no habían casi posibilidades de reuniones, de viajar, debido a la agitación política que hemos estado viviendo, especialmente en el año 2017. Pero gracias a Dios todo ha ido marchando bien. Estoy seguro que el Señor nos va a bendecir”.
Explicó que estos procesos suelen ser largos, sin embargo la causa de beatificación de la Madre Ysabel Lagrange, se abrió solamente hace seis años.
“En abril de 2012, me pidieron las Hermanas que yo hiciera el Edicto, una publicación o un escrito manifestándole al pueblo católico caraqueño que se iba a abrir la causa de beatificación de la Madre Ysabel Lagrange Escobar. Bueno, no ha pasado mucho tiempo, a pesar de las dificultades que como les he dicho todos hemos tenido para hacer el recorrido que estamos realizando en este momento”.
El cardenal Urosa dio gracias a Dios por la clausura del proceso informativo de la Madre Ysabel Lagrange. “Vamos bien y podemos sentirnos muy satisfechos. Especialmente, las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, pueden sentirse satisfechas de que el estudio de la vida y virtudes de su fundadora se van llevando a cabo con bastante celeridad y con bastante éxito”, concluyó.
Fama de santidad desde su muerte
Había nacido en la misma ciudad el 21 de febrero de 1855. Fueron 78 años de entrega plena a Dios y a los más necesitados. En 1934 surgen los primeros testimonios de quienes dicen haber implorado su intercesión por problemas de enfermedad y otras necesidades, con respuestas favorables.
Es el caso de la señora Olga Camargo que relata a puño de letra, la superación de una “bronquitis que ya se me había hecho crónica”, y por más tratamientos que les hacían los médicos, esta no cedía. Estando en la misa de cuerpo presente de la Madre Ysabel, su progenitora clamó a la religiosa y, aunque luego vio un especialista, su convicción es que sanó gracias a la fundadora de las Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús.
“Y espero me seguirá protegiendo como hasta ahora, pues en este año (1934) son varios los favores que he recibido de su corazón maternal (…) para mí ha sido una verdadera madre desde que tuve la dicha de conocerla”, concluye en una de las muchas cartas publicada en la web de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús.