El Pontífice invita a dejarse interpelar por el llanto de los que sufren y sentir compasión; un ecumenismo de la sangre, de la caridad y la misericordia. Citó a Benedicto XVI: La Iglesia de Cristo crece por atracción“¿Cómo pueden los cristianos evangelizar si están divididos entre ellos? Esta apremiante pregunta es la que dirige también hoy nuestro caminar y traduce la oración del Señor a estar unidos «para que el mundo crea» (Jn 17,21)”, dijo el Papa Francisco este jueves 21 de junio, en la tarde, en la segunda etapa de su viaje a Ginebra, Suiza.
Francisco participó en la Reunión Ecuménica que tuvo lugar en el Salón Visser’t Hooft del Centro Ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra.
“El anuncio del Evangelio hasta el último confín es connatural a nuestro ser cristiano”, dijo el Papa en el marco del 70 aniversario del Consejo Ecuménico de las Iglesias, una organización a la que la Iglesia católica no pertenece como miembro, pero que engloba a 349 Iglesias protestantes, luteranas, anglicanas y ortodoxas de más de 110 países.
Dejarse interpelar por el llanto de los que sufren
El Pontífice invita a los cristianos a dejarse interpelar por el llanto de los que sufren, y sentir compasión. Un ecumenismo de la sangre y de la caridad y la misericordia.
La Iglesia crece por atracción, dijo citando a Benedicto XVI “¿En qué consiste esta fuerza de atracción? Evidentemente, no en nuestras ideas, estrategias o programas. No se cree en Jesucristo mediante un acuerdo de voluntades y el Pueblo de Dios no se reduce al rango de una organización no gubernamental”.
Concretamente, instó a los cristianos a que antes de desanimasen por lo que no pueden hacer, piensen en ayudar a los hermanos y hermanas que sufren, especialmente en Oriente Medio.
Superar el muro de las sospechas
Francisco aplaudió la experiencia del Consejo Ecuménico e invitó a mirar más allá de las controversias y creer en la unidad” superando el muro de las sospechas y el miedo”.
Para mirar adelante, Francisco insistió: “Tenemos necesidad de un nuevo impulso evangelizador” para abrir “horizontes de bondad y de belleza” para “conocer verdaderamente a Jesús”.
Las palabras del Papa se enmarcan en más de cincuenta años de colaboración entre el Vaticano y el Consejo Ecuménico en el ámbito del diálogo doctrinal, la misión, la justicia, la paz, los jóvenes y los nuevos desafíos en mundo.
“Estoy – continuó – convencido de que, si aumenta la fuerza misionera, crecerá también la unidad entre nosotros. Así como en los orígenes el anuncio marcó la primavera de la Iglesia, la evangelización marcará el florecimiento de una nueva primavera ecuménica”.
Caminar, Rezar y Trabajar juntos
El Papa citó también el lema del encuentro: Caminar – Rezar – Trabajar juntos. “Caminar: sí, pero ¿hacia dónde? Francisco insistió que esto debe ser en un doble movimiento: de entrada y de salida. Pero, centrado en Cristo. “Preguntémonos si estamos caminando de verdad o solo con palabras”.
“La credibilidad del Evangelio se ve afectada por el modo cómo los cristianos responden al clamor de todos aquellos que, en cualquier rincón de la tierra, son injustamente víctimas del trágico aumento de una exclusión que, generando pobreza, fomenta los conflictos”, sostuvo.
En el fondo de la sala, era visible un tapiz con la imagen representativa de un Jesús resucitado en medio de dos ríos con los brazos abiertos como signo de esperanza.
Ser ricos no es una predilección divina
El Papa lamentó que haya cristianos que consideren sus privilegios como un predilección divina, mientras los demás sufren.
“No podemos desinteresarnos, y es preocupante cuando algunos cristianos se muestran indiferentes frente al necesitado. Más triste aún es la convicción de quienes consideran los propios bienes como signo de predilección divina, en vez de una llamada a servir con responsabilidad a la familia humana y a custodiar la creación”.
¿Qué podemos hacer juntos?
En este sentido, instó a seguir el ejemplo del Señor, el Buen Samaritano de la humanidad (cf. Lc 10,29-37). Preguntémonos entonces: ¿Qué podemos hacer juntos? Si es posible hacer un servicio, ¿por qué no proyectarlo y realizarlo juntos, comenzando por experimentar una fraternidad más intensa en el ejercicio de la caridad concreta?”.
“Queridos hermanos y hermanas: Les renuevo mi cordial agradecimiento. Ayudémonos a caminar, a rezar y a trabajar juntos para que, con la ayuda de Dios, la unidad avance y el mundo crea. Gracias.
El Papa llegó al Centro Ecuménico en un pequeño bus junto con otros miembros del Consejo, entre ellos Olav Fykse Tveit, secretario general, luterano, y la moderadora, Agnes Abuom, teóloga anglicana de Kenya, como uno más del grupo, sin privilegios.
Entre el público, el rostro de mujeres líderes espirituales religiosas cristianas, personas de varias etnias de 110 diversas naciones.
Después, todos juntos, se levantaron para cantar el Padre Nuestro: “La oración que Dios nos ha enseñado”. Al final, Francisco leyó la bendición dirigiéndose a la platea y saludó en privado a los miembros del Consejo Ecuménico, entre ellos cuatro mujeres.