Hay muchas formas de matar, no solo físicas, también morales. Las fuerzas represivas asesinan a ciudadanos, léase Nicaragua en estos momentos. Pero tal vez la mas perversa sea dejar morir lentamente a los niños por desnutrición. Es lo que ocurre en Venezuela.
El episcopado venezolano ha venido fustigando el desprecio por la vida que el gobierno que conduce Nicolás Maduro exhibe sin pudor. A medida que las investigaciones se desarrollan, se hace mas que evidente la razón que los asiste. El país esta perplejo ante la publicación de informe tras informe que no alteran en lo más mínimo la férrea negativa del régimen a permitir ayuda humanitaria.
En las últimas horas trascendió un informe de Provea (*): Al menos 16% de niños venezolanos sufrió desnutrición en 2017. El dato supone el incremento del 100 % con respecto a la cifra que había presentado la propia Provea de 2016, cuando informó del 8 % de casos.
En su informe anual detallan el mas dramático cuadro de la realidad venezolana: El 16,2 % de los niños de Venezuela padeció durante el 2017 algún tipo de desnutrición, en el marco de la grave crisis económica que azota al país. Además, de acuerdo con el informe, el 56 % de los niños de Venezuela sufrió el pasado año de “déficit nutricional”, que se traduce en el insuficiente consumo de alimentos para su normal desarrollo.
La nutricionista y experta en seguridad alimentaria Susana Raffalli dijo en la presentación del informe que estos datos que obtuvo por su trabajo en Caritas Venezuela suponen “delitos alimentarios” que cursaron durante el 2017 y que dejan constancia de la “situación nutricional de emergencia” que atraviesa el país.
Otro dato del estudio revela que 9 de cada 10 venezolanos no puede costear sus propios a alimentos y que 8 de cada 10 redujo su ingesta.
Lo bárbaro detrás de esto es que el Gobierno venezolano usa el hambre y los alimentos como un instrumento de dominación política, al tiempo que incumple con su obligación constitucional de garantizar la alimentación de los ciudadanos, inclusive en hospitales y otras dependencias que controla, como centros de reclusión para personas con enfermedades mentales o casas de abrigo para ancianos.
A pesar de toda la evidencia, ni siquiera porque se trata de niños, el régimen se conmueve. Públicamente niegan la crisis y aseguran que la asistencia humanitaria no es necesaria. Pero en cotos privados los jerarcas han comentado que “para Cáritas, ni agua” . Moralmente inaceptable.
Proclaman que es una “guerra económica” que Estados Unidos coordinada en Venezuela. Todo esto configura el cuadro típico de cultura de muerte que el jesuita Luis Ugalde ha denunciado con esta apelación al liderazgo de oposición:
“La GRAN UNIDAD NACIONAL está constituida y crece con todos los que defienden que Maduro está deslegitimado por su desempeño (violación sistemática del art. 2 de la Constitución) y por la fraudulenta votación del 20M, que la dramática realidad humana económico-social no debe prolongarse y que es imprescindible el pronto restablecimiento de la Constitución democrática y elecciones libres. Esta es la unidad que el país reclama para salvar la vida del enfermo. Ante la dura realidad que nos oprime, hay que buscar la cirugía mayor para evitar la muerte y definir la ruta de salida y reconstrucción” .
Cáritas Venezuela ofrece más de 100 comidas al día
El respaldo a Cáritas se hace cada vez mas necesario y los voluntarios responden. Aun así, se necesitan muchos más . La sede de Cáritas en Caracas, ubicada en las instalaciones de la Conferencia Episcopal Venezolana, requiere de refuerzos que se integren al trabajo y por ello recluta voluntarios con este mensaje: “Si quieres sumarte a esta actividad puedes contactar en Cáritas de Venezuela a Nareydis Antequera al 0212 4439643 o acercarte los miércoles a la avenida Teherán, sede de la Conferencia Episcopal de Venezuela”.
El hambre arrecia, cada vez el gobierno importa menos. No hay para alimentos y medicinas pero si para compra de equipos militares, viajes y lujos para los jerarcas del régimen o ayudas para gobernantes amigos. En días pasados salían aviones hacia Cuba cargados de alimentos imperecederos y todos nos preguntábamos donde los tenían…Cualquier gobernante daría una mano a otro país en problemas pero no a costa de observar impávido como su propio pueblo sufre hambre y enfermedades que no son atendidas. Ni siquiera en las mas férreas dictaduras se ha impedido a Cáritas y a los organismos internacionales de atención humanitaria actuar con eficacia.