Mensaje del Papa Francisco para II Jornada Mundial de los Pobres
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Hoy, 14 de junio 2018, ha sido publicado por la oficina de prensa de la Santa Sede el texto del mensaje del papa Francisco con motivo de la II Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el 18 de noviembre 2018 sobre el tema: “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”.
En el mensaje el Pontífice denuncia la fobia que existe por los pobres e instó a “no ser indiferentes al grito de dolor” de los más olvidados de la sociedad”. En efecto, en el titulo se recogen las palabras del salmista (Sal 34,7) para “encontrar las diversas situaciones de sufrimiento y marginación en las que viven tantos hermanos y hermanas, que habitualmente designamos con el término general de “pobres”.
Francisco tiene palabras que queman en la conciencia de quien se hace cómplice o le da la espalda al sufrimiento de los otros: “La pobreza no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia. Males tan antiguos como el hombre, pero que son siempre pecados, que involucran a tantos inocentes, produciendo consecuencias sociales dramáticas”.
El Papa, que adoptó el nombre del santo de Asís y remarca la opción por los pobres en la Iglesia, denunció la distancia que existe en “nuestro modo de vivir y el del mundo, el cual elogia, sigue e imita a quienes tienen poder y riqueza, mientras margina a los pobres, considerándolos un desecho y una vergüenza”.
En su segundo mensaje para la jornada nacida en el Jubileo de la Misericordia, luego de instituirla por primera vez en la historia de la Iglesia con la Carta Apostólica, Misericordia et misera, el Papa reconoce que, “en el inmenso mundo de la pobreza, nuestra intervención (como católicos) es también limitada, débil e insuficiente hace que tendamos la mano a los demás, de modo que la colaboración mutua (con otras instituciones y grupos) pueda alcanzar el objetivo de manera más eficaz”.
En este sentido, el papa Francisco destacó tres verbos fundamentales sacados del salmo (Sal 34,7), que ayudan a comprender la actitud del pobre y su relación con Dios: gritar, responder y liberar. (Ver abajo).
“Los pobres nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio. No echemos en saco roto esta oportunidad de gracia”, invita Francisco a todos los creyentes a participar en la Jornada haciendo algo por alguien pobre o necesitado.
A continuación, algunos puntos claves del mensaje:
Escuchar el grito de los pobres
En primer lugar gritar; porque la condición de pobreza “no se agota en una palabra, sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios”. Un grito que expresa sufrimiento, soledad y desilusión, pero al mismo “esperanza”, ya que pide ser escuchado.
“¿Cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, y nos deja indiferentes e impasibles?”, plantea el Sucesor de Pedro, señalando que por ello, en esta Jornada, “estamos llamados a hacer un serio examen de conciencia para darnos cuenta si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres”.
Los pobres esperan una respuesta concreta
El segundo verbo que presenta el Papa es: “responder”, ya que tras escuchar el grito del pobre que sufre, es importante dar una respuesta concreta.
“El Señor, dice el salmista, no sólo escucha el grito del pobre, sino que responde. Su respuesta, como se testimonia en toda la historia de la salvación, es una participación llena de amor en la condición del pobre”.
Precisamente, con este mensaje, el Papa pretende que la Jornada Mundial de los Pobres sea “una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirija a los pobres de todo tipo y de toda región para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío”.
Una respuesta que no debe limitarse a la mera “asistencia material”; sino a un verdadero encuentro personal. Así, durante el jubileo de la Misericordia enseñó a los creyentes a dar limosna mirando a los ojos y tocando las manos de los pobres y con este gesto ver a la persona necesitada como a un hermano. Pues, “los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de aquellos que escuchan su clamor”.
Liberar a los pobres
El tercer verbo es “liberar”: “el pobre de la Biblia vive con la certeza de que Dios interviene en su favor para restituirle dignidad”, escribe el Pontífice.
En este caso, asegura que la pobreza “no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia” y que por tanto, “cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo”.
El Papa denuncia también una verdadera fobia contra los pobres y la “distancia social” que tiende a crearse en torno a los pobres, que sufren el rechazo, la marginación y la indiferencia de quienes pasan por su lado ignorando su presencia; ya que actuando así, “sin darnos cuenta se produce también una alejamiento del Señor Jesús, quien jamás los rechaza sino que los llama y los consuela”.
Los pobres reconocen a Dios antes que nadie
El Papa indica a los pobres como los primeros capacitados para reconocer la presencia de Dios y dar testimonio de su proximidad en sus vidas porque confían en que “Dios permanece fiel a su promesa, e incluso en la oscuridad de la noche no hace faltar el calor de su amor y de su consolación”.
“Sin embargo, para superar la opresiva condición de pobreza es necesario que ellos perciban la presencia de los hermanos y hermanas que se preocupan por ellos y que, abriendo la puerta del corazón y de la vida, los hacen sentir amigos y familiares. Sólo de esta manera podremos «reconocer la fuerza salvífica de sus vidas» y ponerlos en el centro del camino de la Iglesia”.