La crisis generada en las vísperas del mundial suscita consideraciones de fondo, evitando moralismos baratos
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¿Qué puede hacer un entrenador de fútbol cuando recibe la llamada del equipo que ha ganado 13 veces la Copa de Europa y que cuenta con uno de los presupuestos más estratosféricos del planeta? ¿La selección española o el Real Madrid?
Este es el dilema que ha tenido que afrontar Julen Lopetegui al recibir la oferta de Florentino Pérez para ser entrenador del Real Madrid.
Sería injusto ponernos a hacer moralismos baratos a la hora de juzgar la acción de los implicados en este caso, que ha puesto en crisis a la selección española de fútbol en vísperas del mundial de Rusia.
No tenemos todos los elementos de evaluación y la conciencia de cada persona es un santuario que debe respetarse como sagrado.
Ahora bien, el caso de Lopetegui permite recordar algunos de los criterios que presenta el documento que acaba de publicar el Vaticano sobre los valores del deporte con el título: “Dar lo mejor de uno mismo”.
En este texto “sobre la perspectiva cristiana del deporte y la persona humana”, publicado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, afirma:
El dinero no puede aniquilar totalmente al deporte: “No se puede negar que el deporte moderno, y en particular el deporte profesional, se ha plegado a propósitos externos como, por ejemplo, obtener el reconocimiento para un país, mostrar la supremacía de un sistema político o ganar dinero. Ahora bien, si estas finalidades externas predominaran sobre las finalidades internas del deporte, ya no se podría hablar de juego, sino de trabajo o profesión. Sin embargo, las actuaciones de los atletas profesionales nunca alcanzarían niveles de excelencia si no se diera también una dimensión lúdica, junto a la profesional”.
Equipo e individualismo: “Pertenecer a una sociedad deportiva quiere decir rechazar toda forma de egoísmo y de aislamiento, es la ocasión para encontrarse y estar con los demás, para ayudarse mutuamente, para competir en la estima recíproca y crecer en la fraternidad”. “En los deportes, los dones y talentos de cada persona en particular se ponen al servicio del equipo”.
Éxito deportivo y solidaridad: “La solidaridad dentro de un equipo deportivo se refiere a la unidad que se puede desarrollar entre los compañeros de equipo mientras luchan juntos por el mismo objetivo. Tal experiencia proporciona a todos los participantes la sensación de atención y estima personal”. “Los atletas, especialmente los de mayor renombre, tienen una inexcusable responsabilidad social. Es importante que estos atletas adquieran una mayor conciencia de su papel con respecto a la solidaridad”.
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