Homilía hoy Casa Santa Marta
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Hoy, asistimos a una “gran persecución” no sólo en relación a los cristianos sino también contra cada hombre y mujer, “a través de la colonizaciones culturale, la guerra, el hambre, la esclavitud”, porque en el fondo el mundo contemporáneo es “un mundo de esclavitud”: el Señor nos de la “gracia” de luchar y restaurar “con la fuerza de Jesucristo” la imagen de Dios “que está en todos nosotros”. Esta es la reflexión del Papa en la misa matutina en la Casa Santa Marta.
La persecución forma parte de la vida cristiana
Al detenerse en la Primera Lectura, de san Pedro apóstol, el cual se refiere a cómo durante los siglos la persecución a los cristianos “estalló” como un “incendio”, Francisco explicó cómo esta forma “parte de la vida cristiana”, es “una bienaventuranza”: Jesús – recuerda – fue perseguido “a causa de su fidelidad al Padre”.
La persecución es un poco “el aire” del que vive el cristiano también hoy, porque incluso hoy hay muchos, muchos mártires, muchos perseguidos por amor a Cristo. En muchos países los cristianos no tienen derechos. Si llevas una cruz, vas a la cárcel y hay gente en la cárcel; hay gente condenada a morir por ser cristiana, hoy. Ha habido gente asesinada y el número es más alto que los mártires de los primeros tiempos. ¡Más! Pero esto no es noticia. Y por eso los telediarios, los periódicos no publican esas cosas. Pero los cristianos son perseguidos.
Persecuciones a hombre y mujer, imagen de Dios
El Papa observa también que hoy hay otra persecución: “a cada hombre y mujer porque son la imagen viviente de Dios”.
Detrás de cada persecución tanto a cristianos como a humanos está el diablo, está el diablo que intenta destruir la confesión de Cristo en los cristianos y la imagen de Dios en el hombre y en la mujer. Desde el principio ha intentado hacer esto – podemos leerlo en el Libro del Génesis – destruir esa armonía entre hombre y mujer que el Señor ha creado, esa armonía que deriva del ser imagen y semejanza de Dios. Y ha logrado hacerlo. Ha logrado hacerlo con engaños, seducción … Con las armas que él utiliza. Siempre ha sido así. Pero también hoy existe una fuerza, yo diría una saña contra el hombre y la mujer, porque de otro modo no se explicaría la creciente ola de destrucción al hombre y a la mujer, al ser humano.
El Diablo detrás del hambre, la esclavitud, las colonizaciones culturales, las guerras
El pontífice piensa en el hambre, una “injusticia” que “destruye al hombre y a la mujer porque no tienen qué comer”, a pesar de haber “tanta” comida en el mundo. Luego habla de la explotación humana, de las distintas formas de esclavitud y recuerda cómo recientemente vio una película filmada “a escondidas” sobre una cárcel en la que están encerrados los migrantes, sometidos a “torturas”, a formas de “destrucción” para “hacer esclavos”. Y constata cómo eso sucede de hecho “tras 70 años de la declaración de los derechos humanos”.
Es decir, reflexiona sobre las colonizaciones culturales, “cuando – explica – los imperios imponen disposiciones de su cultura contra la independencia, contra la cultura de la gente, imponen cosas que no son humanas para destruir”, para “la muerte”. Francisco observa cómo eso que quiere el demonio es precisamente “la destrucción de la dignidad” y “por eso persigue”.
Y finalmente, podemos pensar en las guerras como un instrumento de destrucción de la gente, de la imagen de Dios. Pero también en las personas que hacen la guerra, que planean las guerras para tener poder sobre los demás. Hay gente que lleva adelante muchas industrias de armas para destruir a la humanidad, para destruir la imagen del hombre y de la mujer, física, moral y culturalmente. “Pero, padre, esos no son cristianos. ¿Cómo son perseguidos?” – “Sí, son imagen de Dios. Y por eso el demonio los persigue”. Y los imperios continúan las persecuciones hoy.
Nosotros no debemos permitirnos ser ingenuos. Hoy, en el mundo, no sólo los cristianos son perseguidos; los humanos, el hombre y la mujer, porque el padre de cualquier persecución no tolera que sean imagen y semejanza de Dios. Y ataca y destruye esa imagen. No es fácil entender esto; se necesita mucha oración para entenderlo.
Por Giada Aquilino