Como decía Hipócrates, “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”
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Cada año se conmemora el Dia mundial de la Salud Digestiva promovida por la Organización Mundial de Gastroenterología, este año se centra en concienciar a la población en relación con la hepatitis B y C viral, patologías que se pueden prevenir y tratar apostando una vez más por ofrecer una alimentación sana y saludable.
Todas las personas, con o sin recursos económicos, pueden ser diagnosticadas de hepatitis B o C, y por ello deben recibir el tratamiento adecuado a su enfermedad. Pero la realidad es otra, el Papa Francisco condenó el año pasado la desigualdad en el cuidado de la salud, particularmente en los países ricos, y señaló que los Gobiernos tienen el deber de proteger a todos los ciudadanos.
Una de las acciones gubernamentales podría ser la prevención ante una problemática tan grave como esta. La Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) publicó el año pasado en un Informe Mundial sobre la Hepatitis, que 328 millones de personas conviven con uno de los dos tipos de hepatitis más peligrosos y que favorecen el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas del hígado o cáncer que derivarían en la muerte.
Unos 257 millones de personas están infectadas con el virus de la hepatitis B y otros 71 millones con el de la hepatitis C, pero solo el 9% y el 20 % respectivamente son conscientes de ello, y se pueden tratar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿A qué se debe este aumento de casos?
Lamentablemente la detección y el tratamiento de la hepatitis B y C son muy costosas, y son muy pocos los pacientes que pueden pagar el tratamiento. Además, se debe contar con un equipamiento y médicos especializados para detectarla, es por ello que, en poblaciones de clase media y baja, se hace más difícil.
Por lo tanto, es de suma importancia que los gobiernos, organizaciones y laboratorios de cada país puedan aunar sus esfuerzos para garantizar este derecho a la salud accesible para todos por igual.
“Tratamientos cada vez más sofisticados y costosos están disponibles para segmentos cada vez más limitados y privilegiados de la población”, dijo Francisco en un discurso ante una conferencia de miembros europeos de la Asociación Médica Mundial.
La hepatitis es la inflamación del hígado, causada en la mayoría de los casos por una infección viral por cinco virus principales: A, B, C, D, E. Los más peligrosos son los tipos B y C, responsables del 96 % de todas las muertes causadas por la hepatitis.
Prevención o tratamiento
La hepatitis C cuenta con tratamiento medicamentoso y la B con una vacuna, los virus B y C se contraen por contacto con fluidos corporales, tras compartir una jeringa, debido a una transfusión de sangre o por transmisión sexual, entre otros.
La mejor manera de prevenir, es cuidando nuestro cuerpo, observando y prestando atención a los materiales o instrumentos utilizados al momento de someternos a tratamientos médicos o cosméticos (como piercing, tatuajes) si están esterilizados o son descartables.
Llevar una vida saludable también nos ayudará a cuidar nuestro hígado y si ya se presenta hepatitis se puede mejorar la sintomatología, como decía Hipócrates “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”
Algunas recomendaciones frente a una hepatitis viral
- Alimentación variada y equilibrada, combinando proteínas, grasas y carbohidratos.
- Masticar bien los alimentos.
- Que la consistencia de la comida sea blanda, estilo purés, tamizados, jugos cocidos y colados, carnes desmechadas o molidas.
- Preferir preparaciones a temperatura ambiente para evitar distensión abdominal.
- Lácteos: evitar los enteros porque pueden provocar nauseas, dolor y distensión abdominal. Preferir y probar tolerancia con los desnatados y bajos en grasas.
- Carnes: evitar las de alto contenido graso, elegir carnes blancas como pollo, pavo y pescados, de más fácil digestión. Si es carne roja, de consumo esporádico, debe estar molida, sin piel ni grasa visible, ni agregársela durante la cocción.
- Cereales: avena licuada, maicena, crema de arroz u hojuelas de maíz con leche de soya, almendras, arroz, o liquida descremada.
- Frutas y vegetales que no formen gases, preferir manzana, pera, guayaba cocida, plátano o banana, níspero, zapote como (mamey, caqui), papaya. Cítricos como naranja, mandarina, toronja, limón, maracuyá, piña, fresa, moras según tolerancia.
- Aceites vegetales puros, de canola, oliva o soya, sin modificar por cocción, ya que éstos contienen ácidos grasos poli y monoinsaturados que son inmunomoduladores y tienen un efecto antiinflamatorio.
- Para sazonar los platos elegir especias como: albahaca, laurel, orégano, azafrán, romero o salvia, entre otros.
Evitar el consumo de
Frituras y alimentos grasos como: margarina, mantequilla, nata, crema de leche, queso crema y mayonesas.
Condimentos artificiales, como el curry, adobo, pimienta negra, comino y salsas comerciales, tipo soya o inglesa.
Café, bebidas alcohólicas.
Sandía o melón, repollo, coliflor, brócoli, pepino, ocasionan flatulencias.
Enlatados, embutidos (mortadela, jamón, salchichas, chorizos, carnes ahumadas, entre otros) ya que contienen conservantes artificiales, como nitritos y nitratos que irritan al hígado.
Productos de pastelería, helados, comidas rápidas hamburguesas, papitas fritas, pizzas, por su alto contenido graso y de azucares que pueden incrementar las secreciones de