Papa Francisco habló de la belleza del matrimonio, durante la Misa en Casa Santa Marta, en la que participaron, entre otras, siete parejas que celebraban sus bodas de plata y de oro.
El pasaje del evangelio al que el Papa se refiere hoy en Santa Marta habla de la intención de los fariseos de poner a prueba a Jesús, planteándole una pregunta que el Papa llama "casuística", esas preguntas de la fe, explica, que se resumen en un "se puede o no se puede", y donde la fe se reduce a un sí o a un no”.
No el gran ‘sí’ o el gran ‘no’ de los que hemos oído hablar, que es Dios. No: se puede o no se puede. Y la vida cristiana, la vida según Dios, según esta gente, está siempre en el ‘se puede’ y ‘no se puede’.
La pregunta se refiere al matrimonio, quieren saber si es lícito o no a un marido repudiar a su esposa. Pero, dice Francisco, Jesús va más allá, va arriba y “llega hasta la Creación, y habla del matrimonio que es quizás la cosa más bella” que el Señor creó en esos siete días.
"Desde el principio de la creación [Dios] los hizo hombre y mujer; por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne’. “Es fuerte lo que dice el Señor”, comenta el Papa, habla de “una carne” que no se puede dividir. Jesús “deja el problema de la separación y va a la belleza de la pareja” que tiene que ser uno.
Y el Papa recomienda: “No debemos detenernos, como estos doctores, en un ‘se puede’, o ‘no se puede’ separar un matrimonio. Esto es… a veces se da la desgracia de que no funciona y es mejor separarse para evitar una guerra mundial, pero esto es una desgracia. Vamos a ver lo positivo”.
El Papa en Santa Marta cuenta de cuando se encontró con una pareja que festejaba sus 60 años de matrimonio, y les preguntó: “¿Son felices?”, los dos se miraron y sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción, y le respondieron: “¡Estamos enamorados!”.
Es verdad que hay momentos de dificultad, hay problemas con los hijos o en la misma pareja, discusiones, peleas... pero lo importante es que la carne siga siendo una y se superan, se superan, se superan. Y esto no es solo un sacramento para ellos, sino también para la Iglesia, como si fuese un sacramento que llama la atención: “¡Miren, el amor es posible!”. Y el amor es capaz de hacernos vivir enamorados toda la vida: en la alegría y en el dolor con el problema de los hijos y el problema de ellos... pero ir siempre adelante. En la salud y en la enfermedad, pero siempre adelante. Esta es la belleza.
El hombre y la mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios, y el mismo matrimonio se convierte así en Su imagen, por esto dice el Papa, es tan bello: “El matrimonio es una predicación silenciosa a todos los demás, una predicación de todos los días”.
Es doloroso cuando esto no es noticia: los periódicos, los telediarios no lo consideran noticia. Esta pareja, tantos años junta... no es noticia. Sí, noticia es el escándalo, el divorcio, o estos que se separan - a veces tienen que separarse, como dije, para evitar un mal mayor… Pero la imagen de Dios no es noticia. Y esta es la belleza del matrimonio. Son imagen y semejanza de Dios. Y esta es nuestra noticia, la noticia cristiana.
Francisco repite que no es fácil la vida matrimonial y de familia, y cita la Primera Lectura tomada de la carta de Santiago apóstol, que habla de la paciencia. Dice que es "quizás la virtud más importante en la pareja – tanto del hombre como de la mujer” y concluye con una oración al Señor “para que de a la Iglesia y a la sociedad una conciencia más profunda, más bella del matrimonio, que todos logremos comprender que en el matrimonio está la imagen y la semejanza de Dios”.