La presentación de la renuncia sin precedentes de todos los obispos chilenos ante el papa Francisco en Roma sacudió al país latinoamericano. Aquí las repercusiones en Chile.
Mientras el avión que traía de vuelta a 10 de los 34 obispos chilenos (tres de ellos eméritos) se posaba en la loza del aeropuerto de la capital chilena; en Roma, monseñor Juan Ignacio Barros, obispo de San Bernardo, y Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH), daban a conocer la declaración donde relataban que la totalidad de los obispos habían presentado su renuncia al Papa Francisco.
Este anuncio, sin precedente en la historia reciente de la Iglesia mundial, es considerado un terremoto eclesial. Los primeros en emitir opinión fue Juan Carlos Cruz, uno de los tres denunciantes de Karadima, a Radio Cooperativa. «Los que más han hecho daño y los que más nos han hecho doler, sufrir y fregarnos la vida han sido los obispos, entonces por eso me alegro tanto la carta que escribió el Papa», expresó y continuó «ese es el Papa con el que yo estuve horas y horas en el Vaticano conversando, ese es el Papa que yo vi, no el que me pintaban ellos que era alejado».