El papel de las mujeres como madres ha sido ensalzado desde tiempos inmemoriales. Desde las culturas antiguas que veneraban a la madre tierra hasta las fiestas modernas, la maternidad se ha celebrado como valor importante.
Desde hace poco más de un siglo en muchos países del mundo se dedica un día del año a homenajear a las madres, a destacar su labor como educadoras, protectoras y transmisoras de valores.
Una celebración que, en los Estados Unidos, tuvo en dos mujeres sus principales impulsoras.
Julia Ward Howe (1819-1910)
En 1870, una viuda con seis hijos y una larga y complicada vida a sus espaldas, publicaba un texto titulado Proclama del día de las madres. En él, Julia Ward Howe hacía un alegato en favor de la paz y de la necesidad de poner en valor la importancia que tenían las madres en la transmisión de principios éticos y morales.
"No se llevarán a nuestros hijos - decía Julia - para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia".
Julia Ward Howe sabía de lo que hablaba, de la lucha diaria por enseñar a sus hijos, futuros protagonistas de la sociedad, a convertirse en personas dignas e íntegras. Ella misma había engendrado siete, de los cuales uno había fallecido en la infancia.
También sabía lo que era la ausencia de madre, pues la suya murió cuando ella era una niña.
Julia fue una mujer de coraje que, a pesar de sufrir un matrimonio desgraciado, no dejó nunca de regalar a sus hijos una sonrisa y evitarles la tristeza que le provocaba su situación personal.
Julia fue víctima de la sociedad decimonónica y de un marido que le negó la libertad de desarrollarse intelectualmente.
Luchadora incansable, estudió a escondidas en el silencio del hogar y se enfrentó a los convencionalismos de su tiempo.
En 1872 y en 1893 hizo sendas peticiones formales para que se fijara una fecha en la que celebrar a todas las madres del mundo. Julia Ward Howe falleció sin ver convertirse en realidad su demanda.
Anna Marie Jarvis (1864-1948)
Fue gracias a Anna Marie Jarvis que el día de la madre se convirtió finalmente en una realidad. Anna Marie cogió el testigo de Julia Ward Howe pero también, y sobre todo, de su propia madre, una activista por los derechos de los más desfavorecidos que ya había organizado en varias ciudades de los Estados Unidos distintas celebraciones para visibilizar la labor de las madres trabajadoras, reivindicar mejoras en sus condiciones laborales y reclamar ayudas para poder compaginar ambas facetas.
Cuando el 12 de mayo de 1907 falleció la madre de Anna Marie, decidió que aquella fecha debía ser recordada como homenaje a su propia madre y a todas las madres.
Tras una campaña infatigable de siete años, en 1914 el presidente Woodrow Wilson firmó una resolución en el congreso en la que fijaba el segundo domingo de mayo como el Día de la Madre.
Esta iniciativa se extendió por muchos otros países que fijaron esa u otra fecha para poner el acento en la importancia de la labor social, humana y vital que ejercían y ejercen las madres a lo largo y ancho del mundo.