Rezar a san Antonio de Padua cuando perdemos un objeto; a san José cuando buscamos trabajo; a santa Rita cuando tenemos grandes dificultades. Encomendarnos a los santos es de lo más normal en la vida de los católicos. Todos contamos con la intercesión de cada uno de ellos para resolver tal o cual situación. Pero, una vez obtenida la gracia que pedimos, ¿se lo agradecemos como es debido? Aquí hay tres maneras de hacerlo.
1Oración
La oración es el primero de los agradecimientos. No tiene por qué ser complicada, pero al menos tendrá el mérito de concluir amablemente el intercambio producido entre el santo y el creyente para resolver una situación o encontrar una solución.
Dar gracias a través de la oración es muy positivo porque significa agradecer al santo todo lo que hace cada día por aquellos que lo invocan y reciben su beneficio.
2encender un cirio
Encender una vela en la iglesia para dar gracias es un gesto muy respetuoso. No es necesario que haya una estatua o capilla del santo invocado; recogerse ante la llama es suficiente para rezar y meditar sobre su vida y la nuestra.
Este es un gesto muy concreto de oración, pues la vela tiene una conexión con ella; y su llama, que es como hipnótica, permite la concentración y ayuda al orante a centrarse.
La gracia recibida a través de la oración se convierte en "calor interior" y en llama de esperanza para los días venideros.
3exvotos
El exvoto —término derivado del latín "procedente de un voto"— es un agradecimiento que podemos hacer a un santo. Por lo general se trata de un objeto concreto como una estatuilla, una placa, crucifijo o cuadro, pero también, según los temas de las oraciones, una camiseta, un volante de automóvil, una medalla... Estos objetos son depositados o colgados en la pared de la iglesia del santo o santa en gratitud por un deseo concedido, por una gracia obtenida por su intercesión.
Una especie de agradecimiento material para concluir el "pacto personal" hecho con el santo. Las palabras "gracias", "acción de gracias" y "gratitud" aparecen a menudo en las inscripciones de los exvotos. En la era de los mensajes de texto y los correos electrónicos, ofrecer un exvoto es un acto significativo y su práctica, que cayó en desuso desde hace años, está de nuevo en alza ya que se convierte en testimonio de todas las gracias recibidas y en apoyo para los demás.