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¿Cómo tratar a amigos y personas que no piensan igual que tú?

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Dolors Massot - publicado el 23/04/18
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7 notas para una buena convivencia con personas que piensan diferente. ¿Estás dispuesto a salir de tu zona de confort?

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No es para levantar acta de martirio, pero puede costar lo suyo convivir con personas que no piensan lo mismo. La culpa no es al cien por cien del otro, ni mucho menos. Sencillamente, es un reto en el que se nos pide lo que más nos cuesta: renunciar a nuestro yo.

Mi opinión, mi forma de ver la vida, mi fe, mis ideas sobre las cuestiones más importantes, mis tradiciones, mi cultura… no siempre se ven rodeadas de personas que piensan y sienten igual. No siempre vamos en la misma dirección, aunque nos gustaría que ocurriera eso.

¿Cómo lograr una buena convivencia con personas que no piensan como nosotros?  Aquí van algunas ideas que nos pueden ayudar.

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1.La Historia nos dice que convivir es posible: con dificultades y por poco tiempo, pero ha habido momentos y lugares en la Historia en que se ha producido una buena convivencia. Podríamos recordar, como ejemplo, la época del rey Alfonso X el Sabio en España. La ciudad de Toledo era un modelo de convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes. Gracias al aprendizaje de filósofos musulmanes, la filosofía cristiana pudo explicar mejor algunos conceptos. Hubo enriquecimiento mutuo de saberes en ingeniería, matemáticas, astronomía, música, literatura…

2.Amar la libertad de las otras personas. Mantener como prioridad aquella idea tan sugerente y tan profunda: “Yo no opino como usted, pero daría mi vida por defender sus ideas”. Es una cita que se atribuye erróneamente a Voltaire, pero en realidad es de su biógrafa británica Evelyn Beatrice Hall, quien la escribió en 1906 para novelar un diálogo en el libro “Los amigos de Voltaire”.

3.Tener en cuenta nuestro defecto de fábrica. Llegar a este mundo con el pecado original es una deficiencia, pero lo es menos si somos conscientes de ello. El amor desordenado a las propias ideas, las comparaciones y el egoísmo hacen siempre mella en la convivencia, de modo que si es nuestra voluntad lograr la paz, hay que darse por avisados.

4.Estar dispuesto a rectificar. En el encuentro con personas que piensan diferente ocurre que uno descubre muchas áreas; digamos que entre el blanco y el negro hay una gama de grises, aspectos opinables o formas de hacer o rasgos de temperamento que no solo hay que aceptar sino que hemos de ver como una aportación, una riqueza.



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Pulirse con el roce

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Shutterstock / MOnkey Business Images

5.Fijarse en los cantos rodados de los ríos o en las piedrecillas que podemos recoger en la playa. Están pulidas y son suaves. Eso se debe al rozamiento del agua y de otros elementos en el mar, quizá incluso de golpes. Los caracteres (y las ideas) de las personas también pueden pulirse en el “encuentro” (unas veces más suave y otras más duro) con el carácter de otros.

6.Distinguir lo esencial de lo opinable. Hay unas pocas verdades esenciales en la vida. El resto es mejorable, modificable, susceptible de diálogo… No perdamos el tiempo en defender como algo irrenunciable lo que no es necesario.

7.Estar dispuesto a salir de la zona de confort y escuchar, aprender, tratar de llegar a la verdad caminando con el otro, en vez de hacerlo enfrentados al otro.

DISCUSSION

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