En el sur de Italia, el Pontífice visitó la tierra del ‘Obispo de los pobres’, Don Tonino Bello, paisano de la región de Padre Pío“Llegué siendo peregrino en esta tierra que dio a luz al Siervo de Dios Tonino Bello (Alessano, 18 marzo 1935 – Molfetta, 20 aprile 1993)”, dijo el papa Francisco este viernes 20 de abril 2018, en el primer discurso en la sureña región italiana de Apulia, en la ciudad de Alessano.
El Pontífice insistió en que la memoria de Don Tonino está viva, es actual, no es un hecho nostálgico. papa Francisco encarna esta palabra viva inspirada en el Evangelio de “este creyente con los pies en el suelo y los ojos al cielo, y sobre todo con un corazón que conecta el cielo y la tierra”.
Exhortó a los cristianos – como le gustaba decir a este pastor -“debemos ser contempla- [ac] tivos, con la ‘ac’ anexa, es decir, personas que parten de la contemplación y luego dejan fluir su dinamismo, su compromiso de acción”. Personas que “nunca se separan de la oración y de la acción”.
“Querido Don Tonino, nos advertiste que nos sumergiéramos en el torbellino de los asuntos sin dejar de plantarnos frente al tabernáculo, para no engañarnos a nosotros mismos de trabajar en vano por el Reino”.
Entonces, instó a comenzar la acción desde el tabernáculo. Para luego ir a servir a cada hombre. “Deberíamos sentirnos avergonzados de nuestra inmovilidad y nuestras constantes justificaciones”.
Asimismo, instó a perseguir esta alta vocación: A Don Tonino pidió: “Ayúdanos a ser cada vez más una Iglesia contemplativa, enamorada de Dios y apasionada por el hombre”.
La vocación
La vocación, según Don Tonino, que destacó Francisco es “un llamado a convertirse no solo en fieles devotos, sino en verdaderos enamorados del Señor, con el ardor del sueño, el impulso del don, la audacia de no detenerse a medias. Porque cuando el Señor prende fuego al corazón, la esperanza no se puede extinguir”.
“Cuando – continuó – el Señor pide un ‘sí’, no podemos responder con “tal vez”. Don Tonino que cedía su cama a quien no tenía y fue uno de los primeros a correr al puerto de su ciudad para acoger a los primero migrantes albaneses que llegaban a Italia.
El Papa reza en silencio en la tumba
Con un ramo de flores blancas y amarillas en las manos, Francisco rezó ante la tumba del obispo italiano Tonino Bello, en el cementerio de Alessano, hoy se cumple el 25 aniversario de la muerte del sacerdote que marchó contra la guerra en Iraq, escribía poemas a María, condenó el comercio de armas y profesaba amor por los pobres en los migrantes y desempleados.
El Papa se sumergió en un silencio solemne por cinco minutos delante de la lapida de mármol, donde se leía: “Don Tonino Bello, terciario franciscano”. El escenario verde, engalanado por un árbol de olivo, símbolo de la paz; lema del legado pastoral y de la vida de don Tonino.
El Pontífice también rezó ante la tumba de la mamá de Don Tonino, enterrada a pocos pasos. Asimismo, saludó a la familia del sacerdote quien está en camino a la beatificación.
Tras la visita reciente del Papa a Apulia para seguir los pasos de San Padre Pío, ahora en la Tierra de Don Tonino llega para encontrar a la población, familia extendida del ‘siervo de Dios’ y cita sus palabras quien decía que su tierra ‘pobre’ le había enseñado el amor por los últimos y los desheredados.
Francisco destacó que “los pobres son realmente la riqueza de la Iglesia”. Instó a seguir ese ejemplo, para evitar la “tentación común de acomodarse detrás de los poderosos de turno, buscar privilegios, establecerse en una vida cómoda”. Cuando, en cambio, es el “Evangelio mismo que llama a “una vida a menudo incómoda”.
Una Iglesia sintonizada con el canal de Dios
“Una Iglesia que se preocupa por los pobres siempre permanece sintonizada con el canal de Dios, nunca pierde la frecuencia del Evangelio y siente que debe regresar a lo esencial para profesar consistentemente que el Señor es el único bien verdadero”, expresó Francisco.
Entretanto, exhortó a mirar a Don Tonino que pedía “evitar teorizar la cercanía con los pobres, sino estar cerca a ellos”. Indicó que a él le hería la “indiferencia”. Él “no temía la falta de dinero, sino que se preocupaba por la incertidumbre del trabajo”.
Los desempleados, los parados, eran una preocupación de Don Tonino como pastor y que el Papa señaló es un problema de nuestros días. “No perdió la oportunidad de decir que en primer lugar está el trabajador con su dignidad, no el beneficio con su avaricia”.
La pobreza genera guerra
Subrayó que este pastor luchó por la paz desde lo local: “No estaba con los brazos cruzados: actuó localmente para sembrar la paz en todo el mundo, en la creencia de que la mejor manera de prevenir la violencia y todo tipo de guerras es cuidar a los necesitados y promover la justicia”.
Así indicó: “ si la guerra genera pobreza, la pobreza también genera guerra. La paz, por lo tanto, se construye a partir de las casas, de las calles, de las tiendas, donde la comunión se moldea a sí misma. Don Tonino dijo, con optimismo: “Desde el taller, como un día en la bodega de Nazaret, saldrá la palabra de paz que infundirá humanidad, sed de justicia, de nuevos destinos” .
El Papa exhortó a tener vocación de paz, como lo hizo Don Tonino, que pertenece a su tierra, a “esta maravillosa tierra de frontera, finis-terrae” llamó “ventana de la tierra”, porque “desde el sur de Italia se abre a los muchos países del sur del mundo”. “Los más pobres son cada vez más numerosos, mientras que los ricos son cada vez más ricos y cada vez menos”, dijo.
El Papa de la esperanza, parecía encarnar el ‘tono’ de las homilías de don Tonino en las que hablaba siempre de la alegría cristiana. Asimismo, instó a perseguir esta alta vocación: A Don Tonino pidió: “Ayúdanos a ser cada vez más una Iglesia contemplativa, enamorada de Dios y apasionada por el hombre”.
Al final, contemplando el icono de la Virgen de Leuca, Virgen de esta tierra, colocada en el palco que tenía atrás una foto gigante de Don Tonino. El Papa rezó con los presentes un Ave María y luego impartió la bendición.
El programa de la visita pastoral de Francisco continuó con su traslado, nuevamente en helicóptero, hacia la ciudad de Molfetta, de la que Don Tonino fue obispo durante años.