La basílica romana dedicada a ella quiso ser una copia de la de san Pedro“Roma es como un libro de fábulas, en cada página te encuentras con un prodigio”, decía Hans Christian Andersen y en cada “vicoletto” encuentras un tesoro de historia, de arte, de humanidad, le agregaría. Como es el caso de la basílica de Santa Práxedes, escondida en un callejón a solo 50 metros de la monumental basílica de santa María la Mayor, en Via de Santa Prassede 9.
La basílica está dedicada a una santa muy importante para la historia cristiana, que ha quedado en el olvido con el tiempo. Hija de san Pudente, senador romano y primer convertido por san Pablo en Roma, y que transformó su hogar en una domus ecclesiae, una casa privada utilizada para el culto. De él habla san Pablo en su carta a Timoteo: “Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, también Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.” (2 Tim. 4, 21).
La joven Práxedes y su hermana Pudenciana pronto abrazan la religión de Cristo y entran en contacto con los adeptos de la nueva fe. Esconden en la domus ecclesiae de su propiedad a muchos cristianos perseguidos por el emperador Antonino Pio, que sin embargo, son descubiertos y martirizados.
La joven recogió uno a uno los cuerpos, dándoles entierro en las catacumbas de Priscila, y con una esponja recogió la sangre de todos sus hermanos mártires. Es así, en este acto, como se la representa pictóricamente. Poco tiempo después muere después de haberle pedido a Dios, la misma muerte que habían tenido esos cristianos.
En el 882 Pascual I reconstruye el antiguo Titulus Praxedis depositando las reliquias de la virgen Práxedes, de su hermana y de más de 2.000 mártires. El proyecto del papa es bastante ambicioso, la estructura religiosa debería ser la reproducción en miniatura de la antigua Basílica de San Pedro.
La conservación de la basílica de Santa Práxedes, a continuación, además de ser testigo de una obra arquitectónica de la época carolingia romana, nos permite hacernos una idea de cómo era la antigua basílica de San Pedro antes de que las intervenciones renacentistas y barrocas.
La decoración del ábside y del arco triunfal es realmente una obra espectacular. Un majestuoso mosaico donde el tema iconográfico principal está legado a la Apocalipsis. Tiene un significado escatológico que marca el tiempo final del retorno de Cristo (la Parusía).
La capilla de San Zenón, ubicada en el pasillo derecho es el monumento bizantino más importante de la ciudad, fuertemente deseado por el Papa Pascual I como un mausoleo para la madre Teodora.
Sin duda, deja estupefactos a todos los que la visitan por su belleza. En su entrada en forma de arco, en la parte de arriba se encuentra una gran vasija que contiene los restos de san Valentín, un presbítero mártir de la época, que muchos confunden con el famoso san Valentín de Terni, a quién muchas mujeres acuden para conseguir novio.
Y al costado derecho de la capilla se encuentra sin dudas la reliquia más importante de la basílica, la columna de la flagelación, y una pintura que retrata como el modo en que fue flagelado Cristo, para poder entender mejor la reliquia, ya que muchos al verla piensan que es sólo una mínima parte, por el tamaño.
En la basílica también podemos encontrar un crucifijo muy antiguo que, según una vieja tradición, le había hablado a santa Brigida de Suecia. También se haya la primera obra del genial Gian Lorenzo Bernini, la tumba de monseñor Juan Batista Santoni, que dicen fue realizada cuando el artista apenas tenía 16 años.
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