El peplum eran las cintas que sujetaban las sandalias de los romanos. Hoy el peplum es fundamentalmente un género, películas de romanos. Aunque el éxito de Gladiator espoleó este tipo de cine, la verdadera época dorada del género fue la década de los cincuenta y un tímido aunque importante eco que se extendió también durante los sesenta.
El peplum siempre han estado ligado al Imperio Romano y a su convivencia en constante conflicto con el cristianismo, religión a la que finalmente terminó sucumbiendo cuando el emperador Constantino (274-337) se convirtió a la fe de Cristo.
Repasamos aquí cinco hitos del péplum para comprobar hasta qué punto el cristianismo empapó, y en buena medida decidió, los designios del todopoderoso Imperio Romano.
1. Ben-Hur (William Wyler, 1959)
El tiempo sigue pasando y Ben-Hur sigue siendo una película intocable. Su apabullante espectacularidad y su cuidado lirismo la han convertido en un título de referencia obligada. En realidad Ben-Hur es la historia de cómo una amistad se hace añicos fruto del choque de dos culturas e ideología (un judío y un tribuno romano) algo que explotará a través de un incidente de lo más banal.
Hoy día una película como la de William Wyler sería impensable, y ahí está el Ben-Hur de Timur Bekmambetov para demostrarlo. Al final el mismo Mesías, al que nunca le veremos la cara, protagonizará una fugaz aparición para terminar de poner las cosas en su sitio.
2. Espartaco (Stanley Kubrick, 1960)
Aunque la separa un año de diferencia de Ben-Hur, Espartaco es una cinta mucho más moderna que la de Wyler, más que nada porque venía dirigida por Stanley Kubrick que en el último momento sustituyó a una leyenda como Anthony Mann (Cimarrón, El Cid). No obstante, y esto es importante, el productor era su protagonista, Kirk Douglas quien a pesar de admirar a Kubrick nunca se llevaron bien. Durante el rodaje los enfrentamientos entre uno y otro fueron épicos y al final el resultado es una cinta redonda, con un Douglas luchando por no pasarse de listo y un Kubrick constantemente tratando de rebasar los límites.
Espartaco existió realmente y fue un esclavo que promovió la rebelión más importante que tuvo lugar contra el Imperio Romano en suelo italiano. Al final los esclavos fueron aplastados y como escarmiento se crucificaron a los 60.000 rebeldes que fueron hechos prisioneros. En la realidad parece ser que el cuerpo de Espartaco nunca fue encontrado, en el film sí, y como el resto de lo esclavos, es crucificado.
3. Quo Vadis (Mervyn LeRoy, 1951)
Basada en la novela del polaco Henryk Sienkiewicz Quo Vadis siempre se ha entendido como una metáfora de la historia de su país. El nacimiento de Polonia estuvo fuertemente ligada al cristianismo y durante siglos estuvo ocupada (y reprimida), primero por Rusia, Prusia y Austria y después por la Alemania nazi.
Quo Vadis se centra en la figura del emperador romano Nerón quien según algunos textos históricos no exentos de controversia, fue poco menos que un psicópata obsesionado con la aniquilación de los cristianos. En el film hay también una historia de amor totalmente ficticia pero que sirve para aunar la complicada relación entre romanos y cristianos.
4. La caída del imperio romano (Anthony Mann, 1964)
Se trata de un título complicado y de lejos, el menos popular de todos. Se rodó en un momento en el que el género comenzaba a manifestar signos de agotamiento. A la vez, el film supone un nuevo enfrentamiento entre productor, Samuel Bronston y director, Anthony Mann. Al tiempo, la película pretende retratar la decadencia del imperio romano lo que inevitablemente tendrá algo de desasosegante.
La primera mitad es la más convencional y la más previsible en una cinta de este tipo, la segunda es la más compleja y la más extraña, una drama casi shakespeariano de intrigas palaciegas y conspiraciones al más alto nivel. La caída del imperio romano se rodó en España y fue un fracaso en taquilla. Solo su banda sonora de Dimitri Tiomkin salió ganando con un Oscar a la mejor partitura del año.
5. Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963)
Esta película ha pasado a la historia del cine por ser uno de los mayores fracaso de la historia aunque esto en realidad no fuera así. De hecho, Cleopatra fue la película más taquillera de 1963 lo que ocurre es que necesitó un año entero para recuperar los 44 millones invertidos lo que provocó serios problemas a la 20th Century Fox, que casi tiene que echar la persiana.
La película empezó a rodarse con otro director, Robert Mamoulian (La reina Cristina de Suecia) y cuando ya se habían invertido cinco millones de dólares el director fue despedido para empezar desde cero. Mankiewicz se hizo con las riendas del rodaje y cuando llegó el momento de montar la película también fue despedido, para volver a contratarlo después, porque a aquello no había forma humana ni divina de darle forma.
Aún así, Mankiewicz presentó un delirante montaje de seis horas, finalmente hubo una premier con una versión de cuatro horas pero el estudio se encargó de recortarla aún más para poder hacer más de un pase por día en los cines. El film fue masacrado por la crítica, pero en realidad es un título completamente impresionante que ha ganado con el tiempo – y con paciencia, esto que quede claro.
Hoy celebramos a...