Cariñosa carta a su país: “Rezo todos los días por ése, mi pueblo que tanto quiero”Tras varios saludos recibidos por su quinto año de papado, entre ellas la carta que “venció la grieta” de la que dimos cuenta en Aleteia, el Papa escribió al pueblo argentino uno de los mensajes más sentidos que haya enviado.
En una carta remitida al presidente de la Conferencia Episcopal Oscar Ojea, el Papa agradece la cercanía demostrada en los mensajes recibidos con afecto y gratitud. El Papa se manifestó expresamente conmovido por el que en la carta “se hayan unido personas de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas”. “Así se confirma que no es imposible encontrar razones para encontrarse y que “la unidad es superior al conflicto”, expresó Francisco.
“Quisiera decirles que el amor por mi Patria sigue siendo grande e intenso. Rezo todos los días por ése, mi pueblo que tanto quiero”, continuó Francisco, antes de incluir uno de los párrafos que más huella puede dejar de este mensaje: “Y a los que puedan sentirse ofendidos por algunos de mis gestos, les pido perdón. Puedo asegurarles que mi intención es hacer el bien y que a esta edad mis intereses ya tienen poco que ver con mi persona. Pero, aunque Dios me confió una tarea tan importante y Él me ayuda, no me liberó de la fragilidad humana. Por eso puedo equivocarme como todos”.
“Si alguna vez se alegran por cosas que yo pueda hacer bien quiero pedirles que las sientan como propias. Ustedes son mi pueblo, el pueblo que me han formado, me ha preparado y me ha ofrecido al servicio de las personas. Aunque ahora no tenemos el gozo de estar juntos en nuestra Argentina, recuerden que el Señor ha llamado a uno de ustedes para llevar un mensaje de fe, de misericordia y de fraternidad a muchos rincones de la tierra”, escribió Francisco.
“Pido por todos ustedes, para que sean canales del bien y la belleza, para que puedan hacer su aporte en la defensa de la vida y de la justicia, para que siembren paz y fraternidad, para que mejoren el mundo con su trabajo, para que cuiden a los más débiles y compartan a manos llenas todo lo que Dios les ha regalado”, escribió antes de cerrar pidiendo, “como siempre, a los que tienen fe les pido que recen por mí, y a los que no tienen fe, les ruego que me deseen cosas buenas”. Firmó la carta “con cariño de hermano y de padre”
¿A quién se dirigió el mensaje?
El Papa envió su mensaje a todo el pueblo argentino, católicos y no católicos. Tuvo especialmente en cuenta a quienes firmaron la misiva de la que ya dimos cuenta, entre quienes se encontraban la vicepresidenta de la Nación, la gobernadora de la provincia, y algunos acérrimos opositores al gobierno e incluso a gran parte de los valores sostenidos por el mismo Papa como el ex juez de la Corte Eugenio Zaffaroni.
Pero también a quienes incluso rezando y amando al Papa, le han cuestionado muchos gestos de cercanía con miembros de una particular corriente política, o con personas que visiblemente han aprovechado la cercanía con el Papa para darse a conocer. Recientemente, por ejemplo, un dirigente entregó camisetas de fútbol con la firma del Papa a un sindicalista envuelto en una polémica con el gobierno. Cuando el Papa habla de quiénes se hayan sentido ofendido por algunos de sus gestos, seguramente tiene en mente polémicas suscitadas como ocurrió en torno a ese caso.
Con contexto o sin contexto, con voluntad desinformativa por parte de periodistas o de políticos o no, casos como ese han producido malestar entre muchos. Incluso muchos de muy buena voluntad, que sin poder comprender de voz del Papa algunas explicaciones, han tenido que contentarse con lo que autoerigidos portavoces o analistas han expresado. “Puedo asegurarles que mi intención es hacer el bien y que a esta edad mis intereses ya tienen poco que ver con mi persona. Pero, aunque Dios me confió una tarea tan importante y Él me ayuda, no me liberó de la fragilidad humana. Por eso puedo equivocarme como todos”, pueden leer en esta carta quienes han sufrido incertidumbres que nadie ha podido explicarles.
La carta del Papa al pueblo argentino es una carta bellísima que debe ser leída con la misma honestidad con la que fue escrita, de un argentino a otros argentinos, todos absolutamente asombrados de que la barca de Pedro haya sido asumida por uno de ellos.