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Conocé desde adentro la peregrinación gaucha más emocionante de todas

CABALGATA BROCHERIANA

Un descanso para los jinetes y caballos, llegando a Los Gigantes

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Esteban Pittaro - publicado el 16/03/18
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Nuestro fotógrafo de Aleteia Marko Vombergar peregrinó como gaucho en una de las peregrinaciones más emblemáticas de la Argentina. Se trata de La Brocheriana, peregrinación a pie y a caballo que durante seis días sigue las huellas del Santo Cura Brochero, el cura gaucho.

CABALGATA BROCHERIANA

Marko Vombergar-ALETEIA
La subida desde Cabalango, antes de tomar el sendero donde los automóviles ya no podrán pasar.

Son 200 kilómetros a través de la sierra cordobesa, atravesando bellísimos paisajes y algunas inclemencias, viviendo un camino espiritual único antes de la Semana Santa. Este año participaron cerca de 750 peregrinos montados a caballo y unos 350 caminantes.

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Marko Vombergar-ALETEIA
Encabezan la cabalgata con estandartes: la bandera papal y la argentina.

 

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Los caminantes comienzan la jornada una hora antes que los jinetes para después ser alcanzados.

Surgida hace más de 20 años, la peregrinación une Córdoba con Villa Cura Brochero, haciendo noche en distintas localidades que alguna vez el emblemático santo argentino fue recorriendo en su camino de evangelización. Son días cargados de intensa convivencia, con noches frías para abrazarse al poncho, pero de mucha oración y recogimiento. Se sabe, se siente, el que guía el camino es el Santo Cura Brochero, como él mismo hacía alguna vez juntando fieles para el ejercicio como el pastor que va llamando una a una a las ovejas.

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Al final de cada jornada hay misa con guitarras, y payadores. La Agrupación Gaucha se encarga de la asistencia espiritual.

 

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Las reliquias del Cura Brochero acompañaron en todo momento la cabalgata.

 

CABALGATA BROCHERIANA

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Un gaucho escribe en el libro de intenciones que será llevado al santuario.

Cada día, cada noche, cada hora, es única en esta peregrinación. Cada Misa entre los pastizales, con altares improvisados, pero no por eso menos dignos, con María de Luján testigo y la infaltable guitarra, es para retratar e inmortalizar en el recuerdo. Cada comida resignifica su sentido: comer el calórico locro en casa bajo el abrigo de las paredes es una cosa, pero hacerlo bajo el amparo del cielo es otra.

LOCRO

Marko Vombergar-ALETEIA
El locro es una comída típica en Argentina y otros países de la región.

Este año los más de mil peregrinos salieron el sábado desde la capital cordobesa, para hacer noche en Malagueño. Al día siguiente, unieron Malagueño con Cabalango. El lunes, Cabalango hasta Los Gigantes; el martes hicieron noche en San Gerónimo y el miércoles en Ambul, última noche hasta siguiendo los caminos creados por el gran evangelizador e impulsor del desarrollo Brochero arribar el jueves en Villa Cura Brochero, otrora Villa del Tránsito.

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Entre pastizales en un camino apenas marcado avanza la cabalgata.

La recepción fue con vítores y aplausos e incesantes campanadas en una suerte de abrazo popular de los vecinos, acompañado por guitarras y un payador que supo dibujar con la palabra momentos señalando por ejemplo cómo los gauchos se llevaban el sombrero al corazón diciéndole al Santo: querido Padre Brochero, aquí estoy, llegué.

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La solidaridad de la gente al costado del camino que ofrece agua a los jinetes.
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Llegada a la Villa Cura Brochero.

 

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La llegada al santuario entre vítores de la gente que se congrega para saludar a los peregrinos es muy emocionante.

Se merecen el recibimiento. Son héroes de una Argentina distinta, que no aparece en la portada de los diarios y en los debates políticos y televisivos. Es la que peregrinó y es la que en todos los pueblos y parajes por una semana se volcó a su apoyo. Es la Argentina de los que cabalgan y caminan en nombre de sus familias, de sus amigos, de sus seres queridos, por caminos que llenan el alma y hermanan en la fe y en la patria. Son como héroes anónimos, que se atreven a aquello que parece de otro tiempo, pero que es un pilar no solo de su vida sino de la Nación: la oración y la fidelidad a las raíces.

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Al llegar a la llanura los caballos disfrutan de un baño en el Río Panaholma.

 

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El último tramo es un camino construido por el Cura Brochero. Así es la polvareda que levantan 700 caballos. .

 

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El camino que hacen los peregrinos cruza las sierras de Los Gigantes, uno de los caminos que hacía el Cura Brochero con sus feligreses.

 

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Antes de comenzar la caminata, una oración encomendandose al Cura Gaucho.

 

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Un alto las Sierras, antes de emprender la bajada a San Gerónimo.

 

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