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¿El “feminismo actual” está realmente ayudando a las mujeres?

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Adriana Bello - publicado el 11/03/18
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Miles de hombres y mujeres creen en el principio de la igualdad de derechos, pero piensan que el concepto de la palabra feminismo de hoy no se adapta a sus valores personalesFeminismo. Qué palabra tan complicada en estos tiempos. No importa si eres hombre o mujer, estas nueve letras se han convertido, especialmente en las últimas semanas, en polémica y desencuentro.

Ya pasada la euforia del 8 de marzo, y con la cabeza un poco más fría, busquemos cómo la Real Academia Española lo define: “Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”. Nótese que aquí lo clave es “igualdad de derechos”, que no necesariamente es lo mismo a “igualdad de género”, y quiero hacer hincapié en esto porque hoy en día se ha malinterpretado el término diciendo que el feminismo promueve la idea de que hombres y mujeres somos iguales, y ya aquí empiezan las opiniones adversas.

Hay quienes pensamos (porque me incluyo) que hombres y mujeres somos seres completamente distintos y de la manera más maravillosa. No es una cuestión sólo física… pensamos, sentimos y reaccionamos de manera diferente. Tampoco se trata de que uno es mejor que el otro, simplemente cada género tiene características propias que le aportan un valor y perspectiva distinta a un mismo hecho o situación.

Movimientos como #TimesUp y #MeToo surgieron, en teoría, justamente para pedir, por ejemplo, que a una mujer que tenga las mismas responsabilidades laborales que un hombre no se le pague menos que a su colega o que se alce la voz ante problemas latentes como el abuso de poder y el acoso sexual en las empresas.

Sin embargo, esto de alguna manera se fue desvirtuando y de luchar por injusticias concretas y relevantes donde tanto hombres y mujeres parecíamos estar de acuerdo, se cayó en otras cosas, para mí no tan prioritarias y discordantes, como si es correcto o no que te digan un piropo en la calle (cuando al otro lado del mundo hay mujeres que apenas hace un año les permitieron manejar o viajar sin el permiso de sus esposos).

Justamente ayer mencioné esto y enseguida una chica salió a la defensiva para decirme que porque fuera menos importante no quería decir que no había que luchar por eso; y que las mujeres tenían derecho a no tener que escuchar un “luces muy linda hoy” en la calle. Si les soy sincera, para mí esto es algo extremista (yo lo veo como galantería y de verdad no entiendo este rollo que se ha formado con que si es un tema de auto-validación o no, cuando además también las mujeres tenemos igual derecho de decirle a un hombre un piropo, que no nos atrevamos a hacerlo por las razones que sea ya es otra cosa); además, creo que las mujeres tenemos una voz muy propia y que justamente debemos aprender a alzarla.

¿No te gustó que te dijera un piropo? Pues díselo a la persona de manera respetuosa o, si crees que la cosa ha ido demasiado lejos, denúncialo por acoso sexual, ya eso está contemplado en la ley de la mayoría de los países. Con unas estadísticas que dicen que es hasta el 2095 que vamos a alcanzar erradicar la brecha salarial y con tantos asuntos pendientes de gravedad (como la venta de mujeres como esclavas sexuales en pleno siglo XXI), hay que saber priorizar y enfocar. Como reza un famoso dicho: “Mejor un pájaro en mano que cien volando”.

También hay una rama extremista del “feminismo” que ha puesto a los hombres como el enemigo y es aquí donde también ha perdido fuerza. Es cierto que la mayoría de las injusticias son promovidas por el género masculino porque están en la mayoría de los cargos de poder (pero no hay que hacernos las ciegas, también hay mujeres que piensan que un mecánico es mejor si es hombre o que no quiere que los padres tengan las misma cantidad de días de permiso post-natal porque ellas cuidan mejor del bebé), pero esto no quiere decir que todos sean así.

Entonces ¿cómo pedirle a un hombre que sea inclusivo cuando tú misma lo estás rechazando? ¿Qué hay de los hombres “buenos”? La historia nos dice que las grandes batallas se han ganado con alianzas, ¿entonces por qué no ser estratégicas, por qué no sumar? Si somos más fuertes todas juntas, imagínense si también sumamos hombres a nuestra causa.

Aquí de nuevo algunas me dirán que la lucha es contra el machismo y no contra los hombres, y sí hay muchas mujeres que lo ven así, pero lamentablemente los discursos que salen públicamente, las pancartas que se hacen, los símbolos que se utilizan y los grandes voceros no validan esto la mayoría de las veces. ¿No sería genial que también hubieran hombres abogando por los derechos de las mujeres? Y no me refiero sólo a los padres, hermanos, amigos, etc que uno puede ver entrevistados en la televisión (que no les quito su gran mérito), sino a grandes figuras públicas que sean protagonistas en estas actividades que se están realizando, no meros espectadores.

Siento que, definitivamente, estamos en un momento histórico interesante y por eso hay que revaluar y hacer de esta lucha algo social, no sólo un asunto de mujeres. Lamentablemente, no se va a lograr mucho si el feminismo se sigue apreciando como un movimiento de mujeres molestas que quieren tomar el control del mundo, ir en contra de ciertas tradiciones y religiones, que quieren suprimir todos los roles y neutralizar a los hombres. Repito, quizá éste no es el propósito de muchas quienes participan en estos movimientos, pero las encuestas también dicen que así es como muchos las perciben (también habría que evaluar por qué).

Incluso, lo pudimos ver en todas estas ceremonias de premios, donde hubiera sido increíble escuchar, por ejemplo, al actor Mark Wahlberg, quien decidió donar sus $1.5 millones de sueldo al enterarse que su compañera, Michelle Williams, sólo recibió mil dólares por el mismo trabajo. Y éste es sólo un ejemplo, el elenco masculino de The Big Bang Theory también se negó a grabar más capítulos si las mujeres protagonistas no ganaban igual que ellos.

Asimismo, a veces hablamos de derechos o equidad, pero no hacemos el trabajo de investigar y conocer qué se está haciendo en el mundo al respecto. Por ejemplo en Chile, una diputada del PS propuso el año pasado una ley para que las mujeres libren durante los días que tienen la menstruación (algo que, si me preguntan, sería un retroceso porque aumentaría la discriminación a la hora de la contratación porque, una vez al mes, la mujer fijo va a faltar a su puesto y el hombre no… y seamos sinceras, no todas sufrimos de horribles calambres o síntomas con nuestro período).

En países como Islandia lo que el gobierno propuso es que de los nueve meses de permiso post-natal, sean 3 para el hombre, 3 para la mujer y los otros 3 a libertad de la pareja; de esta manera, una empresa se verá menos tentada a preferir a un hombre que a una mujer que tienen planes de iniciar o hacer crecer su familia.

Estos son sólo dos ejemplos, pero mi punto es que es importante estar informadas, no sólo por nosotras, sino también para hacerle entender a otros el panorama actual y cómo podría mejorar.

No se trata de feminismo ni de machismo, sino de igualdad de derechos y oportunidades. Vamos a enfocarnos primero en estos puntos que, no sólo son prioritarios (derecho a la educación, la no-discriminación, la no-violencia, etc), sino también son en los que, al parecer, la mayoría estamos de acuerdo; de lo contrario, vamos a segur discutiendo, incluso entre nosotras mismas.

Esto será una lucha tan larga como nosotros queramos y se pueden acortar pasos cada día. Las mujeres también tenemos que dejar el rol de víctimas pasivas (aunque muchas veces los seamos) para empezar a tomar acciones puntuales de adentro hacia fuera, desde dejar de sentirnos culpables o egoístas por tomar ese nuevo cargo (o no tomarlo para que tu esposo pueda crecer en su trabajo) hasta vencer ese miedo de hablar en una conferencia donde tú eres la única mujer o, peor aún, sabotearnos entre nosotras mismas. Empoderamiento, esa es otra palabra clave.

Y, por favor, dejemos de decir que el “futuro es femenino”, el futuro es de hombres y mujeres luchando por un mundo con menos etiquetas y más justo para ambos.

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