En la Iglesia Santa Capilla de Caracas entregan un estimado de 600 comidas por jornada a personas en situación de calle, pero las religiosas necesitan “apoyo urgente” para seguir ayudando
Hortensia Rivas y Richard Durán son parejas desde hace cinco años, pero la pobreza y la falta de una vivienda se encuentran separados, por lo menos a 45 kilómetros de distancia. Ella vive en Los Teques (estado Miranda), en casa de la abuela con sus 8 hijos de catorce y tres años de edad. Él duerme en una plaza pública en el centro de Caracas, esperanzado ser tomado en cuenta por el Gobierno de Nicolás Maduro y la niña en la vivienda “donde se puede vivir” y compartir junto a su familia.
Desde hace un año acuden a la “Olla de la Misericordia” que las Siervas del Santísimo Sacramento distribuyen en la Iglesia Santa Capilla de Caracas, frente a la plaza donde duerme Ricardo. Para ellos no solo es la oportunidad de disfrutar “un alimento digno”; también compartido las “pocas mieles” y los “muchos sinsabores” que como todas las familias pobres les ha correspondido en esta crisis que sacude a Venezuela.
“Esta es la única oportunidad que comemos algo decente junto a los niños”, dijo la mujer de 33 años y con una marca de delgadez, producto del descuento de los alimentos que deja de consumir para darles a sus hijos. “Desde hace un año venimos aquí donde nos enfocamos en retener y aprobar el respeto, el amor y la solidaridad”, dijo Rivas en conversación con Aleteia . Para ella “la escasez” se traduce en “no comer”.
El pensamiento y las palabras de Richard, también de 33 años, se enfocó en la necesidad de obtener una vivienda. Relató que por su experiencia en la calle conoce “lo triste que es dormir con la lluvia” mojándole el cuerpo, estar “alerta ante el peligro” de la delincuencia, ser “vigilado” por los cuerpos policiales o “sentir el rechazo” de algunas personas.
“Ojalá el gobierno nos entrega una vivienda. Para nosotros es lo prioritario” , dijo el hombre que trabaja en la calle vendiendo cigarrillos. “No puedo viajar todos los días a Los Teques porque hace poco que no me alcanza; a veces paga una habitación para dormir y dormir algo pero más grandemente me toca elegir la calle para poder comer” , completó.
Necesitamos ayuda para esta labor social
Las historias de Hortensia y Richard forman parte de las terribles cifras de pobreza que se venden en Santa Capilla. Es la tercera ocasión en que Aleteia asiste al lugar para conocer sobre este proyecto. Allí estuvimos en septiembre y noviembre de 2017.
La hermana Juana Bautista López es responsable de la comunidad religiosa en este templo. Explicó que comenzó en agosto de 2016, un origen del Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco y motivado en Caracas por el cardenal Jorge Urosa Savino, el insufló la responsabilidad de este trabajo al rector del templo, Mercedario Ponce Capell.
“Al principio tuvimos que ayudarnos a ayudarnos a mejorar nuestra atención “, dijo, dejando claro que confía en la misericordia de Dios y “aquí nadie va a recibir un plato de comida”.
Comentó que estas personas ingresan en Santa Capilla a las 7 de la mañana, y hacen oraciones guiadas por un grupo de “adoradoras del Santísimo” hasta las 10 de la mañana. “Desde ese momento se reserva el Santísimo y luego el templo se convierte en un espacio de bienestar social”: se dictan charlas, se escuchan los problemas de la gente y se orienta hacia la hora de comer. “Las mismas personas se ayudan entre sí”.
Judith Guillén, una abogada que trabaja como voluntaria con esta iglesia, lleva los nombres y datos de los asiduos a la olla de la misericordia. Son cifras que son enviados a Cáritas de Venezuela. ” Ahora entregamos entre 500 y 600 comidas “, dijo mientras anotaba a Alejandro Enrique Chacón Velásquez, un caraqueño de 35 años que desde hace un año “quedó postrado en silla de ruedas, tras recibir tres balazos para robarle la moto”.
Chacón dijo que su odisea y agradece a Dios que sobrevivió a pesar de que uno de los disparos le partió dos de las vértebras de la columna, otro que se alojó en las costillas y un tercero que destruyó el ojo izquierdo. Quedó sin empleo y actualmente busca ayuda para hacer los estudios médicos para ver si es posible otra operación para poder caminar. Junto a su esposa y los niños también vienen de esta Olla de la Misericordia para aliviar la escasez de comida.
¿Cómo colaborar con esta obra social?
La Hermana “Juanita” dio a conocer la cuenta bancaria en la que se acepta como opción para la “Obra de misericordia”, cuyos gastos semanales no pueden ser sufragados por los pocos hijos de Santa Capilla. También recibió carne de res, pollo y pescado; verduras y hortalizas; arroz, pasta y esperan nuevos recipientes para la sopa.
Si estás interesado en colaborar, dirígete al Banco Mercantil, Cuenta Corriente Número: 0105-0632-8116-3200-4461, un nombre de Páez López Juana Bautista, cédula de identidad: 3.322.956. Los donantes deben destacar que la transferencia es para la “Olla de la Misericordia”. Deben reportar la donación al número (0212) 863 07 28.