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Tras seis meses en ‘La Tumba’ vio luz solar pero continuará en una cárcel de tortura

BADUEL
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Carlos Zapata - publicado el 02/03/18
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Raúl Isaías Baduel, ex-ministro de Defensa: Se enfrentó al difunto Chávez y se opone al legado de Nicolás Maduro. Lleva una década en la cárcelLuego de seis meses sin ver el sol lo trasladaron a la Corte Marcial y lo presentaron en un tribunal de control para la audiencia preliminar, donde le ratificaron privativa de libertad. Seguirá en “La Tumba” como popularmente se le conoce a una peculiar sección del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en Caracas.

Aunque es sólo uno de los más de doscientos treinta venezolanos que continúan en la cárcel por razones estrictamente políticas por orden del gobierno de Nicolás Maduro, el suyo es un caso emblemático debido a su condición de militar de muy alto rango y sus vínculos –y posterior ruptura- con el gobierno del fallecido Hugo Chávez.

Se trata de Raúl Isaías Baduel, quien tuvo la responsabilidad de ser Comandante General del Ejército entre enero de 2004 y julio de 2006, además de ministro de la Defensa entre junio de 2006 y julio del año 2007. Fue además quien encabezó en 2002 la famosa operación “Restitución de la Dignidad Nacional”, que tuvo la finalidad de rescatar de su cautiverio al entonces presidente Chávez y retornarlo al Poder, como en efecto sucedió.

Pero la amistad entre ambos no fue eterna. El 2 de abril de 2009 fue detenido y permaneció recluido en la cárcel militar de Ramo Verde hasta la noche del 12 de agosto de 2015, cuando culminó una polémica condena de siete años y 11 meses dictada por un tribunal del Circuito Judicial Penal Militar. Aquél lo habría hallado culpable de sustracción de fondos públicos, abuso de autoridad y delitos contra el decoro militar.

En aquella ocasión, dijo a la agencia Reuters: “Soy un preso de conciencia por orden de Hugo Chávez, quien cumplió las instrucciones que en junio de 2005 en el estado Anzoátegui le dictara Fidel Castro, quien le dijo entre otras cosas que yo no era digno de confianza y no aceptaba su liderazgo, por considerarme más inteligente que él”.

“Quien contraríe los caprichos de Hugo Chávez se expone al uso excesivo del Poder y al autoritarismo (…). Soy un preso de Hugo Chávez (…).Nunca estuve inscrito en el proyecto personalista de Chávez. Nunca fui chavista”, sentenció.

“Militar de alto riesgo”

Hace seis meses fue “secuestrado” por el gobierno de Nicolás Maduro, que lo considera una pieza peligrosa en el ámbito militar venezolano. Lo detuvo la Dirección General de Contrainteligencia (DGCIM) cuando se encontraba en la cárcel de Ramo Verde, según denunció entonces la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) por medio de un comunicado a favor de los “presos políticos” firmado por la Comisión de Justicia y Paz el 10 de agosto de 2017.

El traslado se hizo sin orden formal del Tribunal, que ahora ocurre –tras diez postergaciones indebidas. Pese a que cumplió la totalidad de su condena, le imputaron los delitos de “traición a la Patria y rebelión” justo un día antes de obtener la libertad.

Nueve años tras las rejas acumula el general, que este jueves amaneció una vez más en “La Tumba”, como le llaman al recinto donde se encuentran “enterrados” en aislamiento absoluto cuatro pisos bajo el suelo, sin acceso a elementos básicos como luz solar.

“Luego de seis meses sin ver el sol lo trasladaron a la corte marcial y lo presentaron en un tribunal de control para la audiencia preliminar donde le ratificaron la privativa de libertad; en realidad le formalizaron. Se designó ‘La Tumba’ como centro de reclusión”, contó Adolfo Baduel, hijo del general, en conversación exclusiva con Aleteia.

Visiblemente conmovido, explicó: “Cuando recibe las visitas, mi papá está en el sótano, pero no donde están las celdas. Está en un área aparte, que conocemos como ‘La Tumba’. Ellos hacen un show: filman todo. Uno llega a la recepción y hay que esperar que lleguen las cámaras del Sebin. En el ascensor te van tomando fotos y video, hasta el momento cuando llegas a una suerte de sala donde reciben a las visitas. Allí nos instalan mientras buscan a mi papá”.

¿Cuánto tiempo logran compartir?

Esta vez nos dieron casi una hora para la visita, pero está siempre documentada por cámaras, con la presencia permanente de funcionarios del Sebin.

¿Durante su tiempo de reclusión lo cambian al menos de celda para que reciba aire natural?

No. Nunca lo sacan de allí. Por eso y otras cosas le llaman La Tumba. Él está en el sótano cuarto. Allí no hay luz solar ni aire natural, solamente artificial.

¿Esperaban su traslado a la Corte, en el exterior?

En realidad no. Lo sacaron para llevarlo a la Corte Marcial, y eso nos sorprendió muchísimo porque habían diferido diez audiencias anteriores a esto.

¿Qué tienen previsto ahora?

Seguir denunciando.

La Organización de Estados Americanos se pronunció sobre el caso, al igual que la Iglesia lo ha hecho de forma sistemática a favor de sus derechos humanos…

Sí y quiero agradecerlos públicamente. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, se pronunció una vez más para exigir que nos permitieran las visitas. Quiero aprovechar la ocasión para agradecerle a él todo lo que ha hecho, porque está muy pendiente de la situación y de los casos de los presos políticos en Venezuela. También estamos muy agradecidos con la Iglesia.

¿Acudirán a instancias internacionales en busca de justicia?

Mi papá tiene dos causas formalizadas y una tercera sin formalizar. Debemos agotar primero la vía nacional para optar por la internacional. La primera causa figura actualmente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos; para las otras, aún estamos en proceso.

¿Hay justicia en Venezuela?

No. Aquí no hay estado de Derecho y sabemos que todas las denuncias que hagamos van a ser ignoradas. Pero es fundamental seguir los protocolos.

¿Cuál es su apoyo y el de su familia en este complejo proceso?

La fe. Una fe que cada día crece más porque sabemos que Dios nunca nos abandona. Dios ha sido nuestra fortaleza en esta situación. Y tenemos la fe y la esperanza completamente puestas en Él, que todo lo puede.

 

 

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