Guía para conocer las competencias del liderazgo según el fundador de los jesuitasEl liderazgo tiene que ver con la dirección. Preocuparse por las personas y no sólo por las tareas, proporcionar una visión de conjunto, acompañar, inspirar…
Es por este motivo que se ha popularizado entre las cúpulas directivas el concepto “liderazgo ignaciano”, referido al ejercicio de recuperación de las intuiciones de la vida y práctica de san Ignacio de Loyola (Azpeitia 1491- Roma 1556) y a su aplicación al liderazgo y a cómo acompañar a las personas hacia el logro de una misión determinada.
Las dimensiones del liderazgo ignaciano sirven para orientar técnicamente a puestos directivos desde los valores y principios relacionados con la tradición ignaciana.
Estos factores y competencias salen del célebre escrito “Ejercicios Espirituales” pero también de un texto menos conocido, las Constituciones de la Compañía de Jesús.
Te puede interesar:
Ejercicios espirituales de san Ignacio en versión digital
Existen varias dimensiones en el liderazgo ignaciano:
1. Competencias personales
- Autoconocimiento: vive con confianza, busca en su interior la motivación para la tarea del liderazgo.
- Autorregulación: gestiona y encauza con serenidad sus emociones.
- Talante: entiende el rol directivo como un servicio, asume los costos personales que conlleva y recibe con gusto ser evaluada y rendir cuentas del mismo.
- Espiritualidad: sabe cómo actúa Dios en su vida, ha realizado los Ejercicios espirituales de san Ignacio o aplica formas de colaboración para una visión común.
2. Competencias sociales
- Relación: establece relaciones interpersonales afectivas con las personas, quiere a su gente, se gana el respeto e inspira confianza.
- Acompañamiento: cuida de las personas, promueve su desarrollo integral y su incorporación a la misión de la institución en la que trabajan.
- Equipos: contribuye a la creación de un buen clima de trabajo, fomenta la unidad, cohesión y solidaridad internas, reconoce las actitudes, esfuerzos y resultados de las personas.
- Dimensión corporativa: delega responsabilidades, anima a la comunidad y maneja metodologías participativas.
3. Competencias estratégicas
- Conocimiento de la misión: conoce el legado de Ignacio de Loyola y la tradición apostólica de la Compañía de Jesús.
- Entorno: interpreta el contexto religioso, cultural, económico y sociopolítico en el que está inmersa la obra.
- Fe y diálogo: fomenta la creación de una comunidad plural de personas, donde los creyentes expresan su fe y respetan las ideas de quienes no las comparten.
- Justicia y ecología: analiza la realidad críticamente, desde los excluidos, en especial el ámbito donde se desarrolla la actividad de la obra, e impulsa proyectos de superación de los problemas sociales de inequidad, pobreza, exclusión y ecología.
- Estrategia: establece diagnósticos, es capaz de comprender y abordar los retos del entorno para la visión y misión del centro, para planificar y generar estrategia común con instituciones jesuitas de su sector y de otros sectores apostólicos.
- Gestión: busca el “magis”, amar y servir, el cuidado de las personas, estar donde otros no están.
4. Competencias transversales
- Decisiones: toma decisiones por medio del discernimiento espiritual ignaciano y comprende las consecuencias de las decisiones que toma.
- Cambio: lidera la elaboración y ejecución de proyectos innovadores, implica a las personas en el cambio, estimula la reflexión y búsqueda constante de mejoras.
- Reflexión compartida: tiene en cuenta la sabiduría y experiencia de los otros, promueve encuentros y reuniones con los colaboradores, aprende de la experiencia y sistematiza su reflexión.
- Consulta: propone procesos de consulta y discernimiento orante en temas de relieve, busca información sustantiva y genera espacios de calidad para que todas las personas se puedan expresar.
Estas son las competencias del liderazgo en las organizaciones e instituciones. El rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, defiende que “las organizaciones pueden ser cauce de mucho bien, pero si no se cuidan, pueden ser fuente de malestar, deshumanización, secularización e incluso injusticia”.
La brújula es clara: buscar a Dios en todas las cosas practicando el discernimiento. Lo cuenta en El liderazgo ignaciano. Una senda de transformación y sostenibilidad, editado por Sal Terrae.
El padre José M. Guibert (1962) dirige desde 2010 un plan de formación en liderazgo ignaciano. Desde 2013 es rector de la Universidad de Deusto.