El fantasma del 5 de marzo se acerca para más de 2 millones de personasCuando en septiembre de 2017 el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, dijo que daba por terminado el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), y que le delegaba al Senado la tarea de encontrarle una solución migratoria antes del 5 de marzo de 2018 a cerca de 2.2 millones de personas que viven en ese país al que llegaron siendo niños, la mayor parte de los estadounidenses pensó que esa solución iba a llegar.
Sin embargo, a fines de la pasada, el Senado no logró los 60 votos necesarios para avanzar con el debate sobre la legislación para brindar alivio, de una u otra forma, a los “Dreamers”, quienes ahora se encuentran a menos de 15 días de enfrentar la amenaza de la deportación a sus países de origen, muchos de los cuales ni siquieran conocen.
Por tal razón –quizá valdría la pena decir, por tal sinrazón–, el cardenal Daniel DiNardo de Galveston-Houston, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB); el arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, vicepresidente de la este organismo colegiado, y el obispo Joe S. Vásquez de Austin, presidente del Comité de Migración, emitieron una declaración en la que manifiestan su temor de un desenlace fatal para los “Dreamers”.
“Estamos profundamente decepcionados de que el Senado no haya podido reunirse de forma bipartidista para asegurar la protección legislativa para los ‘Soñadores”. Con la fecha límite del 5 de marzo amenazante, volvemos a pedir que los miembros del Congreso muestren el liderazgo necesario para encontrar un trato justo y una solución humana para estos jóvenes, que diariamente enfrentan una creciente ansiedad e incertidumbre”, expresaron los obispos en su comunicado.
Y en una acción decisiva, dado que la movilización católica podría ser decisiva para que los “Dreamers” sean atendidos en el Congreso y logren una vía hacia la ciudadanía del país en el que han crecido, estudiado y trabajado, los obispos estadounidenses tomaron la decisión de lanzar una campaña nacional para de protección a los jóvenes “Soñadores”.
En todas las iglesias de la Unión Americana se hará una invitación a los fieles el próximo fin de semana para que llamen a sus representantes en el Congreso el lunes 26 de de febrero “para proteger a los ‘Soñadores’ de la deportación, que les proporcionen un camino a la ciudadanía, y para evitar cualquier daño a las protecciones existentes para las familias y los menores no acompañados en el proceso migratorio”.
En su comunicado urgente, los obispos estadounidenses afirman: “Nuestra fe nos obliga a estar con los vulnerables, incluidos nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Lo hemos hecho continuamente, pero ahora debemos mostrar nuestro apoyo y solidaridad de una manera especial. Ahora es el momento de actuar”.
Se estima que 800,000 “Dreamers” han sido protegidos por el DACA, sin embargo, el Centro de Estudios de Migración en Nueva York estima que más de 2.2 millones de “Dreamers están en los Estados Unidos”. Decisiones judiciales recientes han bloqueado temporalmente que la administración de Trump cierre el DACA el 5 de marzo.
Pero las decisiones solo afectan las renovaciones de DACA y no requieren que se acepten nuevas aplicaciones.
La administración Trump había presentado una propuesta que incluye un camino hacia la ciudadanía para los “Dreamers” a cambio de 25,000 millones de dólares para el muro fronterizo y mayor seguridad en las fronteras de Estados Unidos, además de reducir la migración familiar y suprimir la lotería de visas.
El arzobispo Gomez reconoció, hace una semana, la necesidad de fronteras seguras para Estados Unidos, pero discrepó con la restricción de la inmigración familiar, que la administración de Trump ha denominado “migración en cadena”. De hecho, Estados Unidos ya limita el número de visas familiares otorgadas cada año.