Uno de los acuerdos humanitarios más importantes desde el final de la guerra de las Malvinas cerca de concretarse
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La tragedia del ARA San Juan, en cuya búsqueda colaboró activamente Gran Bretaña a partir de la flota que tiene en las disputadas Islas Malvinas, pudo haber sido decisiva para las buenas relaciones entre la Argentina y el Reino Unido. Esa tragedia, informó el diario Clarín, fue la que “permitió acelerar algunos de los pasos conjuntos que se vienen dando en el Atlántico Sur”.
Estos días, un grupo de científicos argentinos y británicos compartieron expedición a bordo del buque HMS Protector, junto con miembros de la WWF y la IAATO, la organización dedicada a promover y regular el turismo al continente blanco. La expedición persiguió fines conservacionistas.
Aunque la colaboración científica entre los países, enfrentados en una guerra por las Islas en 1982, se da en otros ámbitos, es inédita la relación en la zona del Atlántico Sur. Incluso en mayo, según reveló Clarín, se va a firmar un memorándum de entendimiento de cooperación científica entre el Instituto Antártico Argentino y el British Antartic Survey (BAS).
Los avances en materia científica se dan mientras se están a punto de concretar dos importantes pasos que confirmarían la buena relación de los Estados en torno a las Islas Malvinas.
Por un lado, los gobiernos de ambos Estados escribieron una carta conjunta a las embajadas británicas en Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para que analicen con sus aerolíneas de bandera un nuevo servicio semanal aéreo a las Islas, que una vez al mes haga una escala en la Argentina.
Actualmente, opera sólo un vuelo semanal a las Malvinas que tiene como origen Chile, y al igual que el nuevo que se busca pautar, realiza una escala mensual en suelo argentino.
Y mientras avanza la colaboración en materia científica y en la búsqueda de nuevos vuelos que permitan un mayor desarrollo de las Islas, se está a punto de coronar uno de los acuerdos humanitarios más importantes desde el final de la guerra.
Porque en marzo viajará un contingente desde la Argentina para identificar con placas los nombres de los combatientes argentinos enterrados en las Islas cuya identidad hasta ahora se desconocía, y fue posible identificar gracias a la diplomacia de los Estados y una misión coordinada por la Cruz Roja Internacional. La misión permitió la identificación de 88 cuerpos de los 121 cuya identidad se desconocía. Los familiares viajarán en una comitiva coordinada por el gobierno argentino para consignar en sus lápidas sus nombres. Las tumbas de los soldados que no pudieron ser identificados seguirán con el epitafio “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
Durante la guerra de las Malvinas fallecieron 649 argentinos y 255 británicos, sin contar los cientos de suicidios registrados entre los combatientes de ambos países tras el conflicto. Las relaciones diplomáticas entre los Estados se cortaron poco antes de iniciado el conflicto, y se retomaron en 1990. La Argentina nunca ha dejado de reclamar la soberanía de las Islas, y considera que la ocupación británica es ilegal. La ONU reconoce la disputa la soberanía e insta permanentemente al diálogo. Cerca de 3400 personas habitan las emblemáticas islas y son, en última instancia, los que más sufren la falta de acuerdos entre el Estado al que dicen (y la gran mayoría siente) pertenecer, y el Estado del que más cerca están y económicamente más podría ayudarlos.