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¿Tiene sentido perdonarse a sí mismo? 

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Javier Fiz Pérez - publicado el 15/02/18
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¿Por qué es más fácil perdonar a otra persona que perdonarse a uno mismo?

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Llevar consigo  el terrible sentimiento de culpa, por algo que sucedió en el pasado es una carga demasiada pesada que, no podemos llevar por siempre. ¿Por qué podemos perdonar a los demás aunque estos hayan cometido delitos atroces y sin embargo no podemos perdonarnos a nosotros mismos por un delito mucho menor? ¿Por qué somos tan duros con nosotros mismos?

La vida nos lleva, en muchas ocasiones, a situaciones en las que no vemos, no actuamos con total claridad o simplemente nos equivocamos. En cada día de nuestra vida nos ponemos a prueba para mostrar nuestras emociones, para compartirlas, sufrirlas.

Errar es humano. Cometer errores es parte fundamental en el aprendizaje emocional. No existe quien no comete fallos y hay que aprender a perdonar, pero también a perdonarse a uno mismo.

Cuando hay que perdonarse a uno mismo todo cambia, estamos solos, no nos dirigimos a terceras personas. Es un proceso estrictamente interno en el que no hay que dar explicaciones ni justificarse ante nadie.

  • Asumir las propias responsabilidades: Tener en cuenta que nuestros actos siempre conllevan consecuencias es vital. Responsabilizarnos de nuestras acciones implica un esfuerzo sincero por nuestra parte. Reconocer los errores cometidos libera nuestra madurez y nos hace fuertes frente a la realidad. Obtenemos satisfacciones al incidir en este trascendental punto.
  • Saber perdonarnos a nosotros mismo: Debemos darnos la oportunidad de ser lo que somos y estimarnos como somos. Debemos aceptar que convivimos con miedos, inseguridades y emociones que modifican nuestros caminos. Es fundamental entender que es licito fallar, que equivocarse esta permitido.
  • El perdón es el atajo más rápido para comenzar de nuevo y volver a centrarse en lo que importa. Esto no significa que dejemos de ser responsables, sino de aprender de nuestros errores y liberarnos de la carga para que podamos empezar a ayudarnos a nosotros mismos y a los demás.

Una de las trampas mentales más grandes, más improductivas y más auto-destructivas que muchos de nosotros afrontamos es el sentimiento de culpa. Es como si el cerebro no supiera qué hacer con la incómoda sensación de que ese sentimiento está ahí y lo proyecta hacia el interior. No existe un solo ejemplo en el que la auto-culpa sea constructiva.

En conclusión, podemos decir que la vida se encargará de enfrentarnos a situaciones nuevas o anteriormente conocidas en las que nuestro yo sabrá reaccionar de un modo sano y natural repercutiendo positivamente en nuestro estado emocional. Aunque a veces sea complicado conseguirlo, perdonarse a uno mismo siempre es liberador. El perdón ayuda a retomar el control de la propia vida, a conocerse mejor y, en definitiva, a ser algo más feliz.

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