Podría acabar siendo víctima de su propio éxito
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Para muchos habitantes del mundo, sobre todo en Estados Unidos y Europa, México tiene dos identificadores “oficiales”: el mariachi y el tequila. Quizá como tercer elemento identificador se encuentre el guacamole.
Por lo que respecta al mariachi o al aguacate, base del guacamole, es probable que lejos de acabar su producción (de conjuntos musicales, de aguacatales) se esté incrementando.
Pero el tequila podría ser víctima de su propio éxito. Un informe de la revista Expansión revela que se trata de una industria que genera ventas por más de 2,000 millones de dólares anuales y emplea a unas 70,000 personas en todo el país.
Pero, en 2017, México exportó cerca de 215 millones de litros de tequila, de los cuales, 95.3 millones de litros fueron de la variedad cien por ciento agave (la planta de la que se destila el tequila). Y está sobrepasando sus límites y enfrentándose a enemigos nuevos.
La delincuencia toca la puerta
Según la revista Gourmet de México, el apetito por la bebida ha provocado que la demanda –externa e interna– haya sobrepasado la producción, provocando que el agave sea, al menos, seis veces más costoso que antes.
Además, por la misma presión de la demanda, los agricultores se ven obligados a interrumpir el proceso de maduración del agave, y esto da como resultado que el tequila se realice con tallos jóvenes de unos cuatro años lo que, por supuesto, altera el sabor del tequila añejado que tanto gusta en México y en el mundo.
Por otro lado, como parece ser la constante en México, la delincuencia organizada también amenaza la producción, de la bebida que identifica al país en el mundo entero.
De acuerdo con datos emitidos por el Consejo Regulador del Tequila (CRT), en 2017 se denunció el robo de más de 15 mil plantas, lo cual simboliza más del triple que en 2016. Esto va de la mano con el aumento del precio del tequila en el mercado interno y en el de exportación.
Tanto ha sido el robo que el Estado emblemático del tequila, de donde es nativa la planta del agave Tequilana Weber, el Estado de Jalisco, ha tenido que elevar las penas de cárcel por robo de este que es un patrimonio mexicano (y jalisciense) de 5 a 15 años de cárcel.
De pronto, de ser un producto de carácter popular –era la bebida de los campesinos, junto con el mezcal, el aguardiente o el pulque que se saca del maguey—el tequila se ha convertido en una bebida de cierto lujo, amparada por los cócteles y por las combinaciones que soporta este destilado. Hoy es una bebida para paladares delicados.
Hacer frente a los fantasmas de México
Ciertamente, los especialistas y los agricultores ven el futuro del tequila como algo incierto. Hay un déficit frente a los 42 millones de plantas de agave que requiere la industria cada año para satisfacer las necesidades de 140 empresas tequileras acreditadas en México, según cifras del CRT.
La revista Gourmet de México asegura que la producción de tequila está cubierta hasta el 2025; “sin embargo, el uso de tallos jóvenes, la exportación exagerada y el encarecimiento de la planta de agave pueden ser un impedimento para que haya producción del tequila tradicional cien por ciento de agave a largo plazo”.
La pregunta que se hacen muchos tequileros –remata la revista Expansión– es cómo hacer frente al rotundo éxito mundial del tequila, en un mercado donde solo la demanda de Estados Unidos -el principal comprador- creció cerca de 60 por ciento en la última década, según reportes de Distilled Spirits Council.
Quizá en pocos años estemos viendo la caída de una bebida que comenzó siendo del pueblo, pasó a la industria artesanal mexicana, más adelante a la industrialización y, finalmente, a la exportación. Con denominación de origen, el tequila mexicano, tendrá que hacer frente a sus propios fantasmas. Los fantasmas de México.