¿Son desgraciadas las mujeres que no tienen a un hombre con ellas? A los pocos días después de las fiestas de Navidad comenzó ya el bombardeo publicitario de San Valentín: vemos corazones por todas partes, Cupido nos ha apuntado varias veces con su flecha, el rojo invade las tiendas…
Los anuncios han entrado en avalancha dispuestos a crearnos necesidades: no puedo vivir sin este perfume (aunque tengo otros tres a medias en el baño y el armario), ¿cómo voy por la vida sin este colgante?, ¿será posible que todavía no tenga nada de esta marca?…
Matamos por un regalo y, lo que es más importante, nuestra vida emocional se ha revuelto. Hemos dado al día de San Valentín la calificación de “trascendental”, de Día Internacional. En el calendario de febrero hay días laborables, festivos ¡y el día de San Valentín!, que lo va a cambiar todo.
Lo que Hollywood y la publicidad nos hacen creer
La industria del cine, Hollywood, la máquina de sueños, nos hace pensar que el 14 de febrero aparecerá alguien en nuestra vida que nos va a llevar la felicidad completa. Hay listas de películas románticas con ese argumento y todas son de lo más taquillero. La chica que aparece suele ser monísima y el hombre es ideal. Los dos enamorados se besan al final de la película que suele estar ambientada en otoño-invierno y en Nueva York.
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Las mujeres que ya tienen pareja, esperan que el 14 de febrero haya sorpresa (o no tan sorpresa: digamos que una sorpresa con sugerencias previas sobre nuestros gustos para que acierten). Una cena romántica, unas copas, una cajita de joyería, unas flores, unos bombones… no digamos unas frases en una servilleta, en un post-it sobre la nevera o el espejo del lavabo, o un whatsapp con “la frase”, con un “te amo”.
Aquel día la ola romántica hace que la vida de una mujer solo parece que tenga sentido si a su lado hay un hombre. ¿Y si no es así?¿Y si el amor no llega? ¿Y si por San Valentín no ocurre nada? ¿Vas a ser la mujer más desgraciada del planeta?
Sería una bobada creer que la felicidad solo nos llegará si por San Valentín alguien aparece y nos revela que somos el amor de su vida.
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Para empezar, todos los días del año son buenos para que comience una historia de amor. Entonces, si San Valentín no es el día, ¿por qué me voy a entristecer? Quedan otras 364 jornadas tan válidas como hoy.
Pero, ¿y si realmente no encuentro a ningún hombre en mi vida? ¿Seré una desgraciada? ¿Ni siquiera un Cyrano de Bergerac, un feo de narices pero que tenga alguna gracia: no sé, contar chistes, por ejemplo?
La pareja no es imprescindible para una mujer
Ya va siendo hora de que nos tomemos en serio la plenitud de la mujer como algo que no necesariamente pasa por vivir en pareja. En lo más íntimo de uno mismo, ha de encontrar respuesta a la pregunta de qué forma de vida pienso que es mi vocación. A qué estoy llamada: ¿a casarme? ¿a entregarme a un hombre que se entregue a mí? ¿O simplemente pienso eso porque la sociedad considera desagraciada a la mujer que va sola por la vida?
Cuántas de ustedes al decir que están solteras no han recibido una mirada de conmiseración, un “pobrecita”… como si tuvieran cojera o les faltara un ojo.
Hay mujeres con una vocación que les llama a hacer un mundo mejor a través de su trabajo profesional, de la ayuda que prestan a su familia, de la entrega en el servicio a otras personas… Y no van a ser más desgraciadas por no tener un marido al lado.
La desgraciada es la que quiere el marido al lado como quien necesita a alguien que le arregle la fuga del gas. Si necesitas un hombre de este tipo al lado, da voces o llama por teléfono y hay operarios que enseguida te dejarán la casa lista, ¡pero para eso una no busca una pareja!
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Considerar que un día de San Valentín es el fin del mundo es haberse dejado embaucar por la publicidad y el materialismo. Y creer que un día de San Valentín sin hombre a la vista es una derrota es como para que nos impongan la banda de Miss Tonterías.
Buscar la plenitud
Busca el amor de verdad los 365 días del año, disfruta de la amistad sin forzar que alguien tenga que ser tu “pareja”, fortalécete a ti misma mejorando en tus cualidades y corrigiendo tus defectos. Da lo mejor de ti en beneficio de las personas que te rodean y pensando en el bien común.
Es el mejor modo de ser feliz, y eso no implica a otra persona necesariamente. Si tiene que aparecer, aparecerá, ni lo dudes, pero no fuerces la maquinaria del barco. No hay nada más patético que una mujer desesperada por agarrar del brazo a un hombre.