La crisis venezolana ha desperdigado la población del país sudamericano por toda América
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La línea del Ferrocarril San Martín conecta Retiro, en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, con Pilar, a unos 60 kilómetros, atravesando en el camino varios centros urbanos de envergadura como Caseros, San Miguel o José C. Paz. Es un tren de trabajadores en el que confluyen indistintamente argentinos con migrantes de otros países. No es poco frecuente encontrarse en el San Martín, por ejemplo, grupos que hablan guaraní como si dentro de las fronteras paraguayas se estuviese. A raíz de ellos, el principal plato que los vendedores ambulantes ofrecen vagón por vagón es desde hace años el chipá. Pero lentamente, cada vez más el chipá tiene competencia: la empanada venezolana.
Estamos en la estación de Derqui, cerca de la cabecera Pilar del Tren, y escuchamos a cuatro venezolanos hablar entre ellos: solo o con familia parece ser el tema más importante del que conversan, antes del laboral. Estos están solos. Son una pareja de novios, y dos amigos. Trabajan en servicio técnico, en locales comerciales. Uno de ellos trabaja en una empresa que sabe emplea a otros venezolanos, pero aún no los conoció.
Son venezolanos con educación formal completa, que no han tenido problemas para insertarse laboralmente en este país. Cuando pasa una vendedora ambulante anunciando “Empanadas venezolanas” se dan vuelta, se asoman, verifican que son de las auténticas, pero no le compran. Cuando les preguntamos qué son las empanadas venezolanas nos responden: “Como las tuyas de Argentina, aunque fritas. Encontrarlas no es problema aquí”.
Cifras de la Dirección Nacional de Migraciones muestran que en cinco años creció en 1.600% la cantidad de venezolanos radicados en la Argentina. Durante 2017, 27.075 venezolanos se radicaron de manera temporal, y 4.092 lo hicieron de manera permanente. En total, 31.167. En 2012, se habían registrado de las dos modalidades, temporales y permanentes, apenas 1.907.
La envergadura del flujo migratorio venezolano se dimensiona mejor observando el ranking de procedencias del año concluido. En 2017, los migrantes procedieron principalmente de Paraguay, Bolivia y Venezuela. Se radicaron más venezolanos en la Argentina que peruanos, algo impensado hasta hace algunos años.
El gobierno argentino admite venezolanos como si el país gobernado por Nicolás Maduro fuese un socio vigente y activo del Mercosur, bloque del que se encuentra suspendido. Lo hace por razones humanitarias, y emitiendo autorizaciones con la revisión en la embajada en Venezuela de apenas documento, partida de nacimiento, y certificado de antecedentes penales. Las facilidades del lenguaje y las similitudes culturales, además del abierto repudio del actual gobierno argentino al de Nicolás Maduro, son algunas de las circunstancias que más confianza dan a quienes deciden radicarse en la Argentina. ¿Por cuánto tiempo? Los que consultamos no se animan ni a soñarlo.
La crisis venezolana ha desperdigado la población del país sudamericano por toda América. Desde Estados Unidos hasta la Argentina se encuentran venezolanos, jóvenes, adultos, familias, que comunican en sus ojos la angustia del éxodo.