El hombre que trata a su mujer como una princesa es porque fue educado por una reina.Cuando veo a mis hijos varones soltar lágrimas y reconocer lo que sienten, pienso: algo bueno hice en ellos.
Cuando observo a mi hijo mayor abrirle la puerta a su novia, tomarla del brazo para cruzar la calle, hablarle con respeto y ternura, pensar en ella antes que en él, pienso que ha tenido el mejor ejemplo de cómo se trata a una dama: su papá que me trata como a una reina y el mío, al haberle permitido ser un caballero conmigo.
Desafortunadamente, hoy en día eso de los buenos modales a muchas jovencitas se les hace “ñoño” o pasado de moda. Se sienten como inferiores, en lugar de sentirse mimadas. ¡Nada de eso!
Como mujer no hay nada que te haga sentir más especial que ser tratada con afecto por parte del hombre que amas.
Sabemos que eso de la educación es cosa tanto de la mamá como del papá. Cada uno transmite “cosas” inalienables de su propias que definirán la personalidad del hijo. No obstante esta vez me enfocaré en la relación mamá-hijo y de cómo mediante su presencia paciente y amorosa enseñará al niño a ser sensible, respetuoso y atento. En definitiva, una educación para hacer de nuestro chico, un caballero emocionalmente responsable, un hombres de bien que, en el día de mañana, sepa a amar a su mujer.
- Mamá, enseña a tu hijo a que tenga confianza en sí mismo. Una estima sana, equilibrada, es decir saludable, es esencial para que el niño se sienta valioso, admirado y valorado.
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- Mamá, enseña a tu hijo tu amor y tu protección. Que tu niño tenga la certeza de que cuando sienta miedo o tenga alguna duda o inquietud tus brazos estarán abiertos para arroparle. Y tú abrázalo, solo eso, sin palabras.
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- Mamá, enseña a tu hijo a lidiar con sus emociones. Los hombres también lloran. Que sepa que las emociones no son ni malas ni buenas. Lo importante es qué hacemos con ellas. Cuando él se acerque a ti, quizá porque siente miedo, tristeza o algún dolor no lo reprimas, al contrario, déjalo que se exprese, que reconozca la emoción, que le llame por su nombre y guíale para que la canalice de una forma sana. Recuérdale que tú estás ahí para ayudarlo.
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- Mamá, enséñale cómo es tener una buena relación de pareja. Vuestro ejemplo es la mejor herramienta para ello. ¿Cómo es tu relación con su papá?
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- Mamá, enséñale cómo ha de ser tratada una mujer. Con cariño, detalles, ternura, respeto, consideración y mucha paciencia. Este mundo necesita de más caballeros, de modales galantes, aunque para eso deben de existir damas que los aprecien.
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- Mamá, enséñale a ser empático, respetuoso, generoso y servicial. Un niño que fue educado pensando también en los demás, en el respeto, en servir, que tiene la capacidad de relacionarse con otros siempre es un amigo por muchos querido y además eventualmente será un buen esposo y padre.
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- Mamá, enseña a tu hijo a admirar desde el respeto el cuerpo de una mujer. Que cuando pongan sus ojos en ella no sea para ver una “cosa” fuente de lujuria, sino a una persona a la que amar y respetar.
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- Mamá, enséñale a participar en las labores del hogar. No hay nada como un hombre que sepa hacer de comer, limpiar baños, lavar, planchar. El hogar es de todos y todos cooperamos en la medida de nuestras posibilidades, tiempos, capacidades y obligaciones.
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- Mamá, enséñale a rezar, a amar a Dios…Y a la Madre de Dios.
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Mamá, sé “siempre” una mujer ejemplar. Que tus hijos te vean y piensen, el día de mañana yo deseo una mujer como ella. Quiero que mi esposa y la madre de mis hijos se le parezca en lo esencial. Recuerda que tú eres su referente de mujer.