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Venezuela: Ni diálogo ni elecciones: Juego trancado

VENEZUELA
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Macky Arenas - publicado el 07/02/18
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De momento las negociaciones en República Dominicana están fracasando

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La última ronda de negociaciones en República Dominicana están lejos de traducirse en acuerdos para modificar las condiciones que regirían los procesos comiciales en Venezuela.

Los voceros del país anfitrión producen, de tanto en tanto, una declaración auspiciosa, una agónica carrera por ganar tiempo en la espera inútil por anuncios de acuerdos y firmas de pactos. La oposición ni siquiera se presentó ayer en Santo Domingo pero, inexplicablemente, los representantes del gobierno venezolano y el propio Maduro, mantienen el discurso –para la galería- de un inminente humo blanco.

Nada de eso ocurre. Ya están en otra cosa. Fuentes confiables del sector opositor han revelado que la situación de catástrofe alimentaria y de salud reviste tal gravedad que la Asamblea Nacional declararía, esta misma tarde, la emergencia en todos los niveles del sector alimentario. El gobierno, por su parte, anda muy ocupado satanizando a Rex Tillerson, Secretario de Estado norteamericano – cuya gira por América Latina está levantando mucha roncha por estos lados- y rogando a la OPEP por niveles de producción que la estatal petrolera venezolana ya no está en condiciones de garantizar.

Hay que recordar que los obispos venezolanos, hace un año y ocho meses –junio del 2016- solicitaron al gobierno de Maduro la inmediata apertura de un canal humanitario. La pregunta es obligada: ¿Cuántas vidas se habrían salvado desde entonces? Ese canal sigue cerrado mientras el gobierno vuelve la cara ante las diarias muertes de adultos y niños por las inmisericordes carencias que cada día arrecian para desgracia de una población en absoluta impotencia.

Ante este cuadro, la coartada oficialista sigue siendo la misma: adelantar elecciones y realizarlas sin garantías. El Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB) y El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (Idea Internacional), han salido al paso expresando su profunda preocupación por la convocatoria a elecciones presidenciales dentro del primer cuatrimestre, dictada por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) al Consejo Nacional Electoral (CNE)”.

“Consideramos que la manipulación en la convocatoria a elecciones, la opacidad en los procedimientos y lapsos de cada una de las fases necesarias para la celebración de una elección, la ilegalización de partidos, la inhabilitación de líderes políticos y el rechazo sistemático a la observación electoral nacional e internacional calificada e independiente, constituyen restricciones muy graves para la integridad de cualquier elección”, fueron los argumentos expuestos por Benigno Alarcón, director del CEP UCAB, y Daniel Zovatto, director IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.

Cuestionan que la convocatoria a las elecciones presidenciales en Venezuela emane de la Asamblea Nacional Constituyente, “la cual carece de competencia para convocar elecciones”.

Es de hacer notar que el Centro de Estudios Políticos de la UCAB solidificó su prestigio a través de un esfuerzo sostenido. Por años ha venido desarrollando el Proyecto de Integridad Electoral, que ha hecho propuestas para reformar el sistema electoral venezolano. El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (International IDEA), fue fundado en 1995, y ha trabajado en iniciativas conjuntas en esta materia con el CEP-UCAB.

CEP-UCAB e IDEA Internacional respaldan la posición Grupo de Lima del 23 de enero de 2018, que rechaza la decisión del Gobierno de Venezuela de convocar a elecciones presidenciales para el primer cuatrimestre de este año. El Grupo de Lima advirtió que esta decisión imposibilita la realización de elecciones presidenciales democráticas, transparentes y creíbles, conforme a estándares internacionales, por lo que exige que las elecciones presidenciales sean convocadas con una adecuada anticipación, con la participación de todos los actores políticos venezolanos y con todas las garantías que correspondan, incluida la participación de observadores internacionales independientes. “Unas elecciones que no cumplan estas condiciones carecerán de legitimidad y credibilidad”.

Nada de esto ha sido reconocido y menos aceptado por el gobierno en las conversaciones dominicanas. De mantenerse las cosas de esa manera, la oposición venezolana no tendría opción: o lanza un candidato unitario capaz de arrastrar a las urnas el voto arrasadoramente mayoritario de la oposición –candidato que no aparece- o deberá promover la abstención activa con sus consecuencias confrontacionales pero cada vez más ineludibles en semejante escenario.

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