Los habitantes de la ciudad sudafricana se quedan sin agua potable. ¿Caso aislado o problema del futuro?
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El agua es un derecho humano. Así lo ha defendido en varias ocasiones el Papa Francisco: “El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas y decide el futuro de la humanidad”. Para el Obispo de Roma el agua es fundamental para la paz y se ha llegado a preguntar si no estaremos camino de una gran guerra mundial por el agua.
Esta denuncia del Papa cobra esta semana mucho más sentido al conocerse cómo Ciudad del Cabo (Sudáfrica) puede convertirse en la primera gran ciudad del mundo que se queda sin reservas. Si todo sigue así, desde mañana los habitantes de Ciudad del Cabo solo podrán utilizar 50 litros de agua al día.
¿Cómo es posible?
Ciudad del Cabo es una de las poblaciones más grandes de Sudáfrica y uno de los símbolos turísticos del país. No obstante, una serie de condicionantes han producido que la ciudad esté cerca de la catástrofe y el colapso.
BBC Mundo explica que este fenómeno se ha debido a cuatro circunstancias:
1. La peor sequía del siglo
En 2014 las presas estaban llenas. Ahora se encuentran al 28% de su capacidad.
2. Aumento de la población
Se ha pasado de 2,4 millones a 4,3 millones
3. Escasez de fuentes alternativas
Aún con la gran demanda de agua existente todavía no se han finalizado los proyectos alternativos que las autoridades locales han implementado: plantas de desalinización, sistemas de reciclaje de agua o de extracción de agua subterránea.
4. Falta de concienciación
Sólo el 40% de la población limita su consumo de agua a los 87 litros diarios recomendados actualmente.
Papa Francisco y Laudato Sí tenían razón
Lo que está ocurriendo en Ciudad del Cabo no deja de ser paradigmático y un ejemplo de lo que puede ocurrir en todas las ciudades del mundo si seguimos sin concienciarnos y alertar sobre el grave peligro de quedar sin agua.
Papa Francisco en su Encíclica “Laudato” Sí ya dedicaba un apartado entero a este tema y su problemática: “La provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento de agua, sufren períodos de disminución del recurso, que en los momentos críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad”.
En ella ya alertaba de lo que en Ciudad del Cabo comienza a pasar: “Algunos estudios han alertado sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas décadas si no se actúa con urgencia. Los impactos ambientales podrían afectar a miles de millones de personas, pero es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo.”
Quizá sea momento de pararnos a pensar. Lo que está sucediendo en Ciudad del Cabo sucederá en muchas ciudades en menos de una década. Es hora de concienciarse y regular el consumo del agua, buscar la desalinización y el reciclaje. Es hora de poner en práctica el refrán castellano: “Cuando las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar”. Por lo menos…mientras nos quede agua.
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