Descifra la información que te ofrece la etiqueta del agua que consume y sabrás si es buena para tu salud y la de los tuyos.
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¡Cuán importante es el agua en nuestra vida! ¡Alguna vez has pensado en la suerte que tenemos!
Este recurso imprescindible para la vida es un bien escaso en muchas zonas del planeta. Cuando tomamos un vaso de agua del grifo o en el supermercado vemos una ingente cantidad de botellas a nuestro alcance nos cuesta percatarnos del lujo que supone el agua potable para miles de familias.
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Valorar lo que tenemos es importante. Por eso, te planteo realizar un ejercicio la próxima vez que acudas al supermercado a comprar agua embotellada.
¿Te has preguntado alguna vez por qué te llevas siempre el mismo tipo de agua? ¿Por qué eliges esa y no otra? ¿Por el precio? ¿Porque es la más conocida? ¿Te has planteado qué contiene, en qué se diferencia con otras aguas? ¿Sabes si es la más adecuada tanto para ti como para tu familia?
Te propongo valorar el agua que compras e invertir un poco de tiempo en escoger la que más os conviene. Si cuidamos nuestra salud a través de lo que comemos también podemos cuidarla a través de lo que bebemos.
La inmensa variedad de aguas genera una dificultad para diferenciar unas de otras: baja en sodio, levemente gasificada, natural, gasificada…
El envase no es lo más importante a pesar de que recomienden la botella de vidrio para evitar las toxinas. Lo que importa es el contenido. Y este caso la calidad no tiene porqué ir asociada al precio.
A la hora de elegir el agua mineral es necesario conocer y entender cómo se clasifican y “descifrar” la información que nos encontramos en la etiqueta de cada una de ellas.
Hay 3 tipos de agua embotellada
Agua mineral natural. Es la más común en el mercado. Según el Codex Alimentarius es la que mantiene un caudal y calidad de flujo constante, contiene sales minerales y oligoelementos (minerales que tiene el organismo en pequeñas cantidades pero que son esenciales para la vida) y cuenta con la presencia de flora autóctona sana sin patógenos. Se embotella cerca de la fuente. Y si la etiqueta indica que aporta beneficios a la salud de sus consumidores, estos han de estar demostrados.
Agua de manantial. No tiene porqué demostrar que presenta efectos saludables para la salud. Se trata de agua potable, pura naturalmente, a la que se le aplica un mínimo tratamiento físico para asegurar su inocuidad.
Agua potable preparada. Cualquier agua sometida a un tratamiento fisicoquímico para hacerla potable. Se encuentran las de proveniencia subterránea o superficial y las de abastecimiento público (grifo).
¿Cómo elegirlas de acuerdo a su clasificación?
Según su dureza: La determina el calcio y el magnesio. ¿Mejor duras o blandas? Dependerá de cada individuo.
- Duras : Para los deportistas. Necesitan recuperar minerales y estas contienen más.
- Blandas: Para aquellos consumidores que poseen alguna patología de riñón, por ejemplo.
Según su residuo seco (RS en la etiqueta). Es la presencia de sales minerales.
- Mineralización muy débil: 1 litro contiene menos de 50mg de minerales.
- Mineralización débil: 1 litro contiene menos de 500 mg de minerales..
En ambos casos tienen un interesante efecto diurético. Se recomiendan a quienes padecen cálculos urinarios, hipertensión y en la preparación de alimentos infantiles y biberones.
- Mineralización media: 1 litro contiene menos de 1.500 mg de minerales.
Poseen efectos similares a las anteriores.
- Mineralización fuerte: 1 litro contiene más 1.500 mg de minerales.
Presentan un aporte en minerales muy destacable tales como el calcio y el magnesio. Se recomiendan a personas que presentan por ejemplo osteoporosis o para los deportistas que necesitan reponen minerales perdidos a través del ejercicio.
Según su composición química dominante, o sea, el mineral que se encuentre en mayor cantidad.
- Aguas cálcicas: 1 litro contiene al menos 150 mg de calcio. Al ser ricas en calcio contribuyen a la mineralización de huesos, dientes y puede ser útil para prevenir la osteoporosis.
- Agua hiposódica: 1 litro contiene menos de 20mg de sodio. Recomendable para personas hipertensas.
- Agua con gas o carbónica: Industrialmente se les añade anhídrido carbónico en una cantidad superior a 250mg por litro. Forma burbujas lo que le confiere algunas propiedades beneficiosas como la de facilitar la digestión. Suele ser recomendada para quienes padecen dispepsia o digestiones pesadas.
- Agua sódica: 1 litro contiene menos de 200mg de sodio. Para deportistas.
Tomar agua es esencial para nuestra salud y el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Para mantenernos hidratados lo podemos hacer a través del agua de grifo o canilla que se puede tomar sin problema (ya sea pasada por filtro o no) siempre y cuando sean potables y su sabor no sea desagradable.
O también con las aguas minerales naturales en sus diferentes variedades que encontramos en el mercado y que a partir de ahora la elegiremos de acuerdo a lo que necesite cada uno de nosotros.