Aleteia pulsó la opinión del recién electo presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor José Luis Azuaje, quien anhela para el país el don de la vida. Un derecho humano desprotegido actualmente en la nación sudamericana, que sufre la peor crisis humanitaria de toda su historia
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Conoce en primera persona la labor social, pues se estrenó como sacerdote al frente de una Cáritas parroquial. Hoy es el responsable del organismo a nivel de toda América Latina y el Caribe. Acaba de ser electo al frente del Episcopado que regirá el destino pastoral de la Iglesia en Venezuela durante los próximos tres años.
Sueña para la nación una Iglesia “tierna” y de las periferias, como sugiere el papa Francisco, al tiempo que insiste en la continuidad bimilenaria de la Institución que fundó Cristo, no sin antes reconocer que la actual directiva muestra peculiares signos de “juventud”, apoyada por la riqueza de las experiencia de los mayores, un equipo de eméritos cada vez más numeroso.
La nueva directiva es joven, son su incorporación y la de monseñor Raúl Biord, en el cuadro de los cuatro representantes. ¿Cómo debemos interpretarlo?
Creo que como les decía a mis hermanos obispos en privado: esta es una nueva generación que ha aprendido de nuestros hermanos mayores.
Pero habrá continuidad…
Sí, naturalmente. No quiere decir que haya ruptura. Hay una continuidad, y la continuidad se da porque al fin y al cabo esta es la Iglesia de Jesucristo y nosotros estamos tratando de animar a través de nuestra vocación.
Por ende, es una continuidad doctrinal, continuidad también en las acciones; puede cambiar a lo mejor en estilo, en métodos, etc., pero en la esencia, que es la misión de la Iglesia, que es la evangelización, habrá ciertamente una permanente continuidad.
¿Y de comunión?
Sí. Porque todos venimos de experiencias distintas, pero son experiencias de Iglesia. Esto nos da pie a nosotros, a que el discernimiento, especialmente el discernimiento pastoral eclesial, lleva unos elementos: unos hacia afuera como son la dignidad y el trabajar por la dignidad de la persona humana para que exista la justicia.
Y a lo interno, dentro del ámbito teológico, si se quiere, lo que es la glorificación del Señor, de Cristo Jesús, la tendencia que tenemos a pensar en la resurrección… En ese Cristo que murió pero resucitó y nos da nueva vida, y la edificación de la Iglesia. Porque es Ella la que tiene el mandato de proseguir la misión de Jesús.
¿Cuál es su mayor deseo para Venezuela para este año?
Que tengamos vida, y vida en abundancia. Ciertamente, esta expresión que Jesús nos enseña en el evangelio de Juan (10,10), creo que es perfecta para desear algo como que la vida y la cultura de la vida se hagan presentes en nuestro país.
Por eso, el texto bíblico: “He venido para que todos tengan vida y vida en abundancia, no cualquier tipo de vida: no como lo que estamos nosotros viendo lastimosamente en Venezuela; sino vida, y vida en abundancia ciertamente es nuestra propuesta permanente.
Este martes 09 de enero se eligió la nueva directiva de la Conferencia Episcopal Venezolana para el trienio 2018-2021.
El equipo que dirigirá Azuaje, lo integran el primer Vicepresidente: Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal; segundo Vicepresidente, Mons. Raúl Biord. Obispo de la Guaira; y Secretario, Mons. José Trinidad Fernández, actualmente Obispo Auxiliar de Caracas.
De acuerdo con el capítulo II, artículo 14 de los Estatutos Internos de la Conferencia Episcopal Venezolana, corresponde cada tres años elegir o renovar su junta directiva, en el cual se escogen al presidente, primer vicepresidente; segundo vicepresidente y al secretario general, cuyos cargos serán elegidos por votación secreta durante la realización de la Asamblea Plenaria.
Según los reportes de la Iglesia Católica en el país sudamericano, Venezuela sufre la peor crisis humanitaria de su historia, con una clara afectación de los infantes menores a 5 años de edad como los más vulnerables al hambre y la desnutrición. En el último lustro, Cáritas ha intensificado el alcance de sus programas en todo el país en un esfuerzo extraordinario por salvar al mayor número de los llamados “consentidos de Dios”.