Enamorarse procura una sensación maravillosa, pero ¡alerta con quedarse anclado en esa fase! ¿Te identificas con esa situación?Amar es poner en una balanza todo lo bueno y no tan bueno de una persona y aceptarla en su todo.
Es apreciar todo lo que hay en ella; potencializar sus virtudes, tolerar y minimizar sus defectos, apoyarle para que con nuestro cariño, ternura, paciencia y dedicación transforme sus errores en aciertos.
Amar es una decisión, un acto libre y consciente que viene de la voluntad y que va acompañado de un sentimiento: te quiero querer.
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Pero si el amor es todo esto y mucho más, ¿cómo es que hay adictos al amor romántico si toda adicción en si misma es algo malo y el amor es todo bueno? Quizá estemos hablando de un oxímoron, pero de que existen este tipo de estilos de vida sí que los hay.
” Enamora” – “Miento”. Durante el enamoramiento las emociones, los sentimientos están exacerbados y son poco legítimos -verdaderos-.
En este estado de alguna forma nos estamos mintiendo porque estamos inmersos en una euforia tal que somos poco realistas; estamos llenos de ilusiones, pero de las que nos hemos creado y fomentado a través de lo que imaginamos y no basadas en una realidad.
Nos enamoramos de la idea que nos hemos forjado de la persona, de lo que deseamos.
El amor lleva tiempo; por lo contrario, el enamoramiento es instantáneo. El estado de enamoramiento -el cual dicen los expertos dura en promedio 18 meses- es un fenómeno espontáneo donde no interviene la voluntad, simplemente se da. Uno no va por la calle diciendo: “Hoy me voy a enamorar de la primera persona que vista de azul”. No, así no funciona.
Uno, sin saber cómo ni donde, se encuentra enamorado. De repente nos encontramos pensado en los aspectos positivos que nos agradaron del otro y dejamos de tomar en cuenta sus defectos.
A por otra
El peligro radica cuando a una persona le gusta más el simple hecho de «estar enamorado» por la sensación de euforia y entusiasmo que le produce -adicto al amor romántico-, que de la misma persona de quien se enamora. Entonces, lo que pudo haber trascendido a un amor verdadero, se convierte en un acto egoísta. Cuando deja de sentir “eso” termina con su relación y a la que sigue…
Sentir no es querer. Los adictos al amor romántico se enamoran de cómo se sienten ellos al estar enamorados. Es decir, son adictos a esa sensación de euforia, a las mariposas revoloteando, a vivir en las nubes y en éxtasis.
Muchas personas -hay más de lo que imaginamos- son aficionadas a estar enamoradas y terminan sus relaciones cuando la magia de haber conocido a alguien nuevo desaparece; cuando empiezan a encontrarle defectos y a darse cuenta de que esa persona que él creía perfecta tiene defectos. Lo que antes le agradaba ahora le comienza a molestar.
La persona enamoradiza difícilmente se compromete a la persona que atrae su atención, solo vive deslumbrado y le encanta vivir en ese estado.
El amor “sin sentimiento” es el más puro y el que más gozo traerá porque es el que genuinamente se centra en el ser amado, mientras que el enamoramiento es de alguna forma egoísta porque se centra en uno mismo, en lo que uno siente.
Claro que en un comienzo se vale sentirse enamorado y experimentar todo eso que ese estado nos regala. Es más, es deliciosa esa etapa, esa sensación.
Lo que no conviene -y por lo que hay que encontrar apoyo profesional- es quedarse estacionado ahí, vivir eternamente eufórico y no permitir que avance hacia el amor. Es decir, ser adicto al amor romántico.