El papa Francisco declaró las virtudes heroicas del cardenal polaco, Stefano Wyszyński. El purpurado amigo y confesor de san Juan Pablo II y quien sufrió la prisión y el confinamiento en los peores momentos del comunismo, ahora es venerable El papa Francisco declaró las virtudes heroicas del cardenal polaco, Stefano Wyszyński. El purpurado amigo, confesor y profesor (en la universidad) de san Juan Pablo II y quien sufrió la prisión y el confinamiento en los peores momentos del comunismo, ahora es venerable.
En este sentido, Benedicto XVI, el 26 de mayo de 2006, durante una homilía pronunciada ante cientos de miles de personas en Varsovia, sostuvo que Juan Pablo II, poco después de ser elegido Papa, escribió una carta al entonces cardenal primado de Polonia, Stefano Wyszynski, en la que le decía que nunca hubiera llegado a ser Pontífice “sin la fe del primado, que no se plegó ante la prisión y el sufrimiento, y si no hubiese existido Jasna Gora (la virgen negra venerada por los polacos católicos)”.
El cardenal Wyszyński además de inspirar y estar muy cercano espiritualmente a san Juan Pablo II, fue primado de Polonia, nacido en Zuzela Polonia el 3 de agosto de 1901 y muerto en Varsovia (Polonia) el 28 de mayo de 1981.
El fallecimiento del purpurado causó dolor a Juan Pablo II que entonces escribió una carta de pésame al pueblo polaco: “escribo por necesidad honda del corazón y de la fe. No puedo rendir este testimonio como quisiera. Confío en que Dios me devolverá las fuerzas y me ofrecerá ocasión apta para hacerlo del modo que quiero.”
El prelado desarrolló un papel determinante en la evolución de las relaciones entre la Iglesia católica y el estado polaco en el momento más difícil y oscuro de la persecución comunista.
Igualmente, es reconocido como una figura fundamental en su país durante la Guerra Fría por mantenerse firme a la fe, como lo definió Juan Pablo II: “El cardenal primado ha llegado a ser… la piedra clave. Piedra clave es la que sostiene el arco, la que refleja la fuerza de los fundamentos del edificio. El cardenal primado manifiesta la fuerza del fundamento de la Iglesia que es Jesucristo. En esto consiste su fuerza”.
San Juan Pablo II aseguraba que los treinta años de misión del cardenal primado de Polonia hasta su muerte enseñaban que esta fuerza se la debía a María, Madre de Cristo.
Antes, en 1956, san Juan XXIII ya había reconocido en el arzobispo Wyszyński un hijo de la Iglesia que sufrió a causa del régimen comunista por aferrarse a la fe en Cristo y a las enseñanzas del Vicario de Cristo, el Papa.
“Aquí está nuestro hijo amado y su querido cardenal arzobispo de Gniezno y Varsovia. Durante más de tres años, arrancado de su rebaño, sufrió prisión y confinamiento. Los sufrimientos sostenidos con fuerza generosa son para él un título de honor y gloria ante su pueblo y toda la Iglesia de Dios”.
Juan XXIII se refería al encarcelamiento de Wyszyński en Rywałd, ocurrido el 25 de septiembre de 1953, más tarde puesto bajo arresto domiciliario en Stoczek y en el monasterio de Komańcza. Mientras estuvo preso, fue testigo de la brutal tortura y el maltrato de los detenidos considerados disidentes del comunismo. Wyszyński fue liberado el 26 de octubre de 1956. Y la historia le reconoce las negociaciones para que el régimen considerara a la Iglesia fuera de los juegos políticos y pudiera subsistir para mantener la fe de los polacos.
Si es cierto que un santo sabe reconocer otro, ambos Papas (Juan Pablo II y Juan XXIII) que subieron a los altares juntos, tuvieron palabras de reconocimiento para el arzobispo Wyszyński considerado un pastor pío y entregado al dolor de su pueblo y representante del valor evangélico en el momento de la peor persecución de la Iglesia en Europa del Este; especialmente en Alemania y Polonia.
Fue elegido cardenal el 12 de enero de 1953 por PIO XII y Primado de Polonia. Asimismo, fue el promotor de que el gobierno polaco impuesto por Stalin respetase de algunas maneras los bienes inmuebles de la Iglesia.
El cardenal y el resto del episcopado apoyó a los anticomunistas, tres años antes de ser creado cardenal participó en un acuerdo con las autoridades del país con el que se fijaba el campo de acción política de la Iglesia en Polonia.