El Pontífice da algunas claves para cultivar la responsabilidad colectiva de educar a los jóvenes en los principios que sostienen el orden social y la paz Enseñar a las nuevas generaciones el arte del diálogo y la comunicación evitaría al mundo nuevas guerras, conflictos, armas nucleares, contaminación ambiental, feminicidios, injusticias, etc. Es la propuesta del Papa para un mundo globalizado.
“El delicado arte de la diplomacia y el arduo trabajo de construir una nación deben ser siempre aprendidos nuevamente por cada generación”, dijo Francisco al dirigirse a los nuevos embajadores de Yemen, Nueva Zelanda, Suazilandia, Azerbaiyán, Chad, Liechtenstein y la India ante la Santa Sede este jueves 14 de diciembre de 2017 en el Vaticano.
“La promoción del diálogo, de la reconciliación y de la cooperación no pueden darse por sentadas […] Compartimos la responsabilidad colectiva de educar a los jóvenes en la importancia de estos principios que sostienen el orden social”.
Entretanto, invitó a “transmitir este valioso patrimonio a nuestros hijos y nietos” porque “no solo garantizará un futuro pacífico y próspero, sino que también satisfará las demandas de la justicia intergeneracional y del desarrollo humano integral al que todos los hombres, mujeres y niños tienen derecho”.
Por otro lado aseguró: “la comunicación respetuosa conduce a la cooperación, especialmente en el fomento de la reconciliación donde más se necesita”.
Esta cooperación a su vez “es útil para esa solidaridad, que es la condición para el crecimiento de la justicia y del debido respeto de la dignidad, los derechos y las aspiraciones de todos”.
El Papa destacó el papel positivo que desempeña la “diversidad en el concierto de las naciones” delante a los desafíos que enfrenta la “familia humana”: “sostenibilidad ambiental”; “ecología social” y “humana”.
Dialogo y encuentro son las claves del Pontífice también para acabar con “las amenazas a la paz y la concordia derivadas de las ideologías fundamentalistas violentas y de los conflictos regionales”.
Así, recordó “que la diversidad de la familia humana no es en sí misma una causa de estos desafíos a la coexistencia pacífica”.