“Sentí vergüenza ante los rohingya”, dijo el Pontífice en su diálogo con los jesuitas en el contexto de su 21 viaje apostólico realizado en AsiaLa Civiltá Cattolica publicó la conversación de papa Francisco con sus correligionarios que viven en Myanmar y en Bangladesh (29 de noviembre y 1 de diciembre) transcrita por el director de la revista, Antonio Spadaro, y publicada este viernes 14 de diciembre de 2017.
Habló con desenvoltura sobre la actualidad: el fundamentalismo, la indiferencia ante los refugiados y los desafíos de la Iglesia, entre otros temas.
Pastores con olor a oveja y con olor a refugiados. El Pontífice que visitó cuatro campamentos de refugiados hasta ahora pide que la gente se escandalice y denuncie el dolor humano.
“Jesucristo se llama rohingya hoy”, expresó al referirse al grupo étnico musulmán del norte del Estado de Rakáin, en Birmania occidental que según la ONU, es objeto de una ‘limpieza étnica de manual’ y el grupo más perseguidos en nuestros días. “Ellos son nuestros hermanos y hermanas”.
El primer Pontífice jesuita de la historia conoció a un grupo de personas de esta etnia unos minutos antes de la entrevista con los jesuitas de Bangladesh.
Así pudo expresar sus sentimientos y sus primeras emociones: “¡Enfrente de esa gente pobre que conocí, me sentí avergonzado! Me sentía avergonzado de mí mismo, del mundo entero”.
Pensó en san Pedro Claver, el santo jesuita misionero en las Américas que “trabajó con los esclavos de su tiempo”. Su vida “fue una profecía, y ayudó a sus hermanos y hermanas que vivían en condiciones vergonzosas”.
¿Salvar los bancos o las personas?
“Pero – insistió- esta vergüenza hoy no ha terminado. Hoy se reflexiona mucho sobre cómo salvar a los bancos. Sin embargo “¿quién salva la dignidad de los hombres y las mujeres de hoy?”.
“La gente va a la ruina, no interesa a nadie. El diablo logra actuar así en el mundo de hoy. Si tuviéramos un pequeño sentido de la realidad, deberíamos escandalizarnos”, denunció.
Un escándalo que en los medios de comunicación no roza a los bancos en detrimento de las personas.
Llorar y rezar
“Frente a todo esto debemos pedir una gracia: llorar. El mundo ha perdido el don de las lágrimas. La imprudencia de nuestro mundo es tal que la única solución es orar y pedir la gracia de las lágrimas”, manifestó Francisco.
Corazones y fronteras cerradas en Europa
Asimismo lamentó en otro momento que “en Europa hay países que han elegido cerrar las fronteras. Lo más doloroso es que para tomar esta decisión tuvieron que cerrar sus corazones”.
E invitó a la Iglesia a realizar un “trabajo misionero” que también “debe llegar a esos corazones que están cerrados en la acogida a los demás. Estas cosas no llegan a los salones de nuestras grandes ciudades. Tenemos la obligación de denunciar y hacer públicas las tragedias humanas que tratan de silenciar”.
Así recordó su experiencia en tres grandes campamentos de refugiados: “Lampedusa, Lesbos y Bolonia […]. Y ahí el trabajo es de cercanía. A veces son verdaderos campos de concentración, prisiones”.
Las raíces del fundamentalismo
A una pregunta sobre el fundamentalismo el Papa aseguró que este existe “en todas partes”, y que desafortunadamente también hay entre los católicos. “Es una actitud del alma que se pone como juez de los demás y de aquellos que comparten su religión”.
Propuso una imagen original para explicar las raíces del fundamentalismo: es “pretender ir a lo esencial de la religión, pero a tal punto como para olvidar lo que es existencial” y de nuevo: “El fundamentalista niega la historia, niega a la persona”, negando así “la Encarnación de Cristo”.
El Papa define como “ familiar” su encuentro con los jesuitas en su periplo por Asia: el primero con 31 de ellos que desarrollan una misión en Myanmar y el segundo grupo con 13 jesuitas en Bangladesh.
At the Crossroads of History: #PopeFrancis ’ Conversations with the #Jesuits in Myanmar and Bangladesh FULL TEXT in ENGLISH – La Civiltà Cattolica https://t.co/zxU5ZFhHWF pic.twitter.com/xHW5SX5PqA
— Antonio Spadaro (@antoniospadaro) December 14, 2017