El Pontífice indicó que el ecumenismo de la oración “es el combustible del viaje” hacia la unidad plena“Nos ha hecho hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Por lo tanto, nunca más podremos permitirnos ser adversarios o rivales”, expresó el papa Francisco a los miembros de la Presidencia de la Federación Luterana Mundial este jueves 7 de diciembre 2017.
En su discurso el Papa mostró que la Iglesia católica y los Luteranos persiguen un futuro de relaciones bajo una “memoria purificada” tras la conmemoración de la Reforma.
“Y si el pasado no puede cambiarse, el futuro nos interpela: no podemos retirarnos ahora de buscar y promover una comunión mayor en el amor y en la fe”, anotó.
Francisco saludó a los nuevos directivos de La Federación Luterana Mundial (FLM) que es una comunión global de iglesias cristianas de tradición Luterana compuesta por 145 iglesias, miembros de 98 países, que representan a 72 millones de personas cristianas.
El Sucesor de Pedro también advirtió de la tentación de detenerse en el camino ecuménico. “En la vida espiritual, como en la vida de la Iglesia, cuando nos detenemos, retrocedemos”
Esto para evitar: “conformarnos, detenernos por miedo, pereza, cansancio o conveniencia mientras se camina hacia el Señor con nuestros hermanos, es declinar su invitación”.
Los pobres
Por ello, “no son suficientes las buenas ideas” y significa “entregarnos a la caridad, mirando a los pobres, a los hermanos menores del Señor (ver Mt 25: 40)”.
Los pobres y los necesitados “son nuestros preciosos indicadores a lo largo del camino. Nos hará bien tocar sus heridas con la fuerza sanadora de la presencia de Jesús y con el bálsamo de nuestro servicio”.
El ecumenismo de la sangre de los mártires
“Con este estilo simple, ejemplar y radical, estamos llamados, particularmente hoy, a proclamar el Evangelio, la prioridad de ser cristianos en el mundo”, expresó el Papa.
“La unidad reconciliada entre los cristianos es parte indispensable de ese anuncio. En el camino, nos empujan los ejemplos de quienes sufrieron por el nombre de Jesús y ya se han reconciliado por completo en la victoria de Pascua.
Todavía hay muchos, en nuestros días, que sufren por el testimonio de Jesús: su heroísmo manso y pacífico es para nosotros una llamada urgente a una fraternidad cada vez más real”, añadió.
La oración para iluminar el camino
En este sentido, indicó que a pesar de las divisiones y dolores del pasado, la oración a Dios permite a católicos y luteranos seguir adelante en el camino hacia la unidad.
El Papa reiteró que la oración es el “punto desde el cual comenzar y recomenzar siempre”.
“Desde allí miramos también a la historia pasada y damos gracias a Dios porque las divisiones, aunque muy dolorosas, que nos han visto distantes y opuestos durante siglos, en las últimas décadas han confluido en un camino de comunión, en el camino ecuménico suscitado por el Espíritu Santo”.
De hecho, “el amor del Señor, al que recurrimos mediante la oración, pone en movimiento el amor que nos acerca: de ahí la paciencia de nuestra espera, la razón de nuestra reconciliación, la fuerza para avanzar juntos”.
El Pontífice considera que a partir de la “la oración”, que es “alma ” de la renovación ecuménica y de la aspiración a la unidad” se encuentra el camino del “diálogo”.
“La oración purifica, fortalece, ilumina el camino, hace proseguir. La oración es como el combustible de nuestro viaje hacia la unidad plena”.
Al insistir en la plegaria aseguró: “Nos ha llevado a abandonar los viejos prejuicios, como aquellos sobre Martin Lutero (1483 -1546) y sobre la situación de la Iglesia Católica en ese momento”.
El ecumenismo de la oración
“Cada vez que rezamos podemos vernos unos a otros en la perspectiva adecuada, la del Padre, cuya mirada se posa en nosotros amorosamente, sin preferencias ni distinciones. Y en el Espíritu de Jesús, en quien oramos, nos reconocemos como hermanos”.
En una alusión a los frutos del Concilio Vaticano II, asimismo, indicó que el “diálogo entre la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, llevado adelante desde 1967, ha contribuido en gran medida “para recordar con gratitud hoy, cincuenta años después”.
En ese camino ecuménico, señaló el reconocimiento “también de algunos textos particularmente importantes, como la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación y, por último, el documento Del conflicto a la comunión.
El futuro de las relaciones
Luego de una conmemoración de la Reforma en espíritu de una “memoria purificada”, el Papa manifestó que el futuro de las relaciones entre catolicos y luteranos vive un momento “que no está cargado con los contrastes y las preconcepciones del pasado; un futuro en el que pesa la única deuda de amor mutuo (ver Rom 13: 8)”.
Invitó a ‘discernir’ de ambos lados, “los dones que provienen de las diferentes tradiciones confesionales y acogerlos como patrimonio común”.
En ello, el bautismo en una llave que abre las puertas. “Antes de las oposiciones, de las diferencias y de las heridas del pasado, existe, efectivamente, la realidad presente, común, fundacional y permanente de nuestro Bautismo”.
Conmemoración de la Reforma
En otro momento, en línea con la ‘Escritura’, citó el salmo (77:12-13). Así Francisco recordó que el Señor obra entre las personas. Y rememoró “los momentos que han jalonado ecuménicamente el Año de la Conmemoración de la Reforma recién concluido” el pasado 31 de octubre 2017.
En este camino común, el Pontífice manifestó su gusto en recordar el rezo común con los luteranos realizado en Lund, Suecia (lugar donde se instituyo la FLM), el 31 de octubre de 2016.
“Era importante encontrarse ante todo en oración, porque no de proyectos humanos, sino de la gracia de Dios, brota y florece el don de la unidad entre los creyentes. Solo rezando podemos sostenernos unos a otros”, explicó.
Al final, el Papa realizó su tradicional despedida: “Por favor, recen por mí. Gracias”.