Las personas vivimos más gracias a los grandes avances de la medicina en diagnóstico precoz y tratamiento de las enfermedades
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El envejecimiento de la población es un fenómeno demográfico que emergió en los países occidentales durante el siglo XX pero no está extendido de igual manera en el resto del mundo. Según el Instituto Nacional de estadística (INE), en España, la esperanza de vida alcanza los 80 años y, se considera que una persona es un/a “anciano/a” a partir de los 65 años, lo que supone vivir más del doble respecto el año 1900. Este hecho, unido a un descenso considerable de la natalidad, ha provocado un envejecimiento progresivo de la población.
En España, el 17% de la población es mayor de 75 años y se calcula que, a partir de 2050, aproximadamente, esta cifra ascenderá hasta el 40%. En relación a este fenómeno demográfico, la Dra. Anna Cabré, Directora -desde hace 30 años- del Centro de Estudios Demográficos y Catedrática de Geografía Humana de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) afirma que, “esto del envejecimiento es muy complicado, es muy complejo y depende no sólo de la mejora de la esperanza de vida”.
El control de la enfermedad incrementa la esperanza de vida
Los avances que se han producido gracias a investigaciones y descubrimientos en el campo de la medicina son, entre otras, una de las razones que explica, según los expertos, esta inversión de la pirámide poblacional. Sin embargo, no podemos olvidar que el incremento en la esperanza de vida conlleva, a su vez, un aumento de la morbilidad en edades avanzadas y, un incremento del número de personas afectadas por enfermedades crónicas, aunque no todas las personas envejecen igual ni tienen el mismo riesgo de ponerse enfermos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades crónicas causan el 60% de las muertes a nivel mundial y se calcula que, antes del 2020, serán responsables del 73% de las muertes en todo el mundo. Actualmente, la principal causa de sufrir una enfermedad crónica pluripatológica – una persona que tiene dos o más enfermedades crónicas sintomáticas que afectan, negativamente, a su funcionalidad, dependencia y calidad de vida- se debe a enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades pulmonares. Estos pacientes presentan una enfermedad de base, que ocasiona o deriva en otras ya sean, causa o efecto de ésta.
La prevalencia de enfermedades crónicas aumenta con la edad, afectando a más mujeres que hombres, sobre todo, a partir de los 65 años. Los resultados de múltiples estudios indican, además, que se está produciendo un crecimiento importante de ciertas patologías crónicas en edades más tempranas, como la hipertensión, la patología osteoarticular y la obesidad, entre otras.
El trinomio: anciano, enfermedad crónica y pluripatología
A título de ejemplo ilustramos con un caso que reúne las tres características que presenta una amplia mayoría de ancianos y su abordaje terapéutico:
- Paciente: Mujer de 79 años
- Diagnóstico clínico: Diabetes mellitus tipo 2. Osteoporosis. Hipertensión arterial. Artrosis. Obesidad.
- Se prescribe un tratamiento para el control de la enfermedad: 12 medicamentos diarios en 19 tomas durante 5 momentos del día y 1 visita semanal al médico
- A continuación se valoran los posibles efectos adversos de este tratamiento para garantizar el control de la enfermedad y, a la vez, mantener la mejor calidad de vida del paciente para evitar por ejemplo el riesgo de efectos secundarios que puedan empeorar el pronóstico; el equilibrio y compatibilidad de los beneficios de los fármacos adecuados para cada patología; el correcto cumplimiento de la polimedicación
Sin duda, el manejo de los pacientes crónicos de edad avanzada son complejos y requieren de asistencia por parte de terceras personas, normalmente a cargo de familiares o personas designadas. En otros casos, los servicios sociales de cada comunidad destinan recursos para procurar estos cuidados, pero no olvidemos que uno de los problemas sociales más acuciantes de nuestra sociedad es la soledad y la falta de atención que sufren nuestros mayores.
Cuidar al cuidador
El cuidador de personas mayores, en situación de fragilidad y dependencia, es una pieza fundamental en el proceso de la enfermedad. Los cuidadores, no sólo atienden con la mayor diligencia y cariño a las necesidades físicas y de cuidado integral del enfermo, sino que ellos mismos experimentan una carga emocional que les hace, especialmente, vulnerables y afecta a su estado de salud.
En ellos se ha centrado el Estudio CuidadorES elaborado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Se pone especial énfasis en que “más de la mitad de los cuidadores familiares no reciben nunca formación o información para poder proporcionar los cuidados que requiere la persona mayor dependiente”. En este sentido, se apunta que es indispensable que los cuidadores reciban apoyo físico y psicológico y dispongan de grupos de apoyo para sobrellevar la dedicación a una persona enferma de edad avanzada. En este ámbito, hay experiencias con asociaciones de pacientes que han establecido programas de soporte dirigidas a estas personas pero todavía no son suficiente para atender a la realidad de las necesidades existentes.
Prevención y hábitos saludables
Las medidas preventivas más eficaces para aplicar en fases precoces o previas al desarrollo de la enfermedad son:
- fomentar la actividad física adecuada y regular;
- establecer una pauta para una nutrición equilibrada y saludable;
- cumplir un calendario de vacunaciones;
- realizar revisiones médicas periódicas
- asegurar el control y cumplimiento de tratamiento médico.
- fomentar de relaciones sociales y afectivas de calidad para acompañar y proporcionar bienestar físico y emocional al paciente.
Cuidar, procurar calidad de vida y preservar la dignidad de nuestros mayores es un signo más para distinguir a sociedad humanizada.
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