Cómo vivir para alcanzar la máxima aspiración del ser humano
Sobre la felicidad es oportuno recordar lo que dice el catedrático de psiquiatría granadino, Enrique Rojas Montes, en “El hombre light” (1992): “La felicidad es la máxima aspiración del hombre, hacia la que apuntan todos los vectores de su conducta, pero si queremos conseguirla, debemos buscarla. Además, la felicidad no supone un hallazgo al final de la existencia, sino a través de su recorrido“.
La aplicación de todo esto no es algo que se hace una vez en la vida y nos olvidamos del tema, sino que es un continuo reto. Con un poco de práctica e interés no es excesivamente difícil conseguir un estilo de vida más sano emocionalmente y que nos llevará a mayores éxitos personales e incluso profesionales.
Para ello podemos tener presente cinco reglas prácticas, a partir de las ideas de Csikszentmihalyi, profesor de psicología en la Universidad de Claremont (California) experto en cuestiones relacionadas con la felicidad y el bienestar subjetivo.
1. Conocer tus objetivos, buscar su coherencia y medir los progresos.
Se trata de ponerse metas asequibles y aumentar progresivamente nuestros desafíos. Tener claras nuestras metas y nuestros deseos es fundamental para disfrutar de la vida, pues “quien sabe cuáles son sus deseos y trabaja con el propósito de lograrlos es una persona cuyos sentimientos, pensamientos y acciones son congruentes entre sí y, por lo tanto, es una persona que ha logrado la armonía interior”. La vida no es sólo el conjunto de cosas que nos pasan, sino también un conjunto de cosas que queremos que nos pasen.
2. Contra el fracaso, la perseverancia
Por supuesto, es necesario querer y estar dispuesto a “perseverar a pesar de los obstáculos” y tener claro que “el disfrute no depende de lo que usted hace, sino de cómo lo hace”, porque la forma de hacer algo puede mantenernos concentrados disfrutando o mantenernos aburridos o desesperados.
3. ¡Los contratiempos son desafíos!
Transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos satisfacción. Csikszentmihalyi ve esta característica como la virtud “más útil, más necesaria para la supervivencia y con más probabilidades de mejorar la calidad de vida”.
4. Somos parte de un mundo que no nos pertenece.
Existen cualidades muy importantes que deben practicarse, como son la autoconfianza sin egoísmo y la humildad, porque los que consiguen ese disfrute en sus desafíos no destinan sus energías “a dominar su entorno, sino a encontrar una manera armoniosa de funcionar dentro de él”. Esto nos lleva a la conclusión de que es mejor no buscar los propios intereses exclusivamente sino estar dispuesto a implicarse en el sistema y pensar en el sistema global.
5. Contra los obstáculos, soluciones alternativas
No frustrarse ante el fracaso o la adversidad. Ante esto, es frecuente centrar la atención en los obstáculos que impiden nuestras metas. Es indudablemente mejor tener amplitud de miras para descubrir soluciones alternativas que, aunque sean peores de lo que uno quisiera, seguro que son mejores que hundirse bajo esos obstáculos. Hay que tener amplitud de miras para descubrir nuevas soluciones y para dar al problema la importancia relativa que tenga